Soulmates #Love #Love #Hate #Hate #Hate #Hate

Estaba decidiendo qué tipo de fideos hacerse cuando escuchó el timbre; los tres canes se abalanzaron hacia la puerta entusiastas y él no tuvo más remedio que apagar la hornalla con el tuco de atún y poner en mínimo la del agua hirviendo. Abrió la puerta de buen ánimo pero se redujo drásticamente al reconocer a la víctima del incidente en el parque algunos meses atrás; no tenía particulares problemas con el otro pero su actual vecino parecía claramente a disgusto, como bien lo delató su monótono y rígido saludo.

Suspiró y lo dejó pasar por el bien de pasar unas vacaciones tranquilas, y una convivencia pacífica de allí en más. Por otro lado, no podía encontrar en su ánimo el guardarle verdadero rencor, lo cual era irritante en algún nivel. No solía dejar pasar que lo insultasen a él, ni mucho menos a sus perros.

Estrechó su mano breve y cortés, como correspondía. -No, no hay problema. Es un buen chico, no ha sido molestia- replicó sin hondar en lo extraño que había sido su exabrupto -Soy Anthony. Y como ya le dije a tu hermano, no duden en llamar a mi puerta si necesitan algo- si bien el mensaje era el mismo, no había sido ni cerca tan entusiasta como cuando se lo había dicho a Timothy.

- Muchas gracias. Tampoco dude en llamar si necesita cualquier cosa. - Repitió el mismo tono monótono y devolvió la formalidad del mismo modo. - Entonces, hasta luego. - Sin mas que decir se despidió y volvió a su apartamento sin perder tiempo.

- ... Qué haces? - Le preguntó a Tim luego de cerrar la puerta, apenas había entrado lo había encontrado pegado a la entrada. Timothy volvió a reír, pero ésta vez menos compulsivo y mas malicioso.

- ¿Y? ¿Qué te parece nuestro nuevo vecino Anthony? Y ¿Por qué fuiste tan seco? Pudiste haber sido menos amargado! - Comenzaron las insaciables burlas de Timothy que se prolongaron mientras cocinaba, durante el almuerzo y a la hora de lavar los platos. Para entonces, Tahiel ya se había acostumbrado y había dejado de escucharlo, dejando a Tim divirtiéndose solo con sus propios chistes(?

"Bueno, adiós entonces..." dijo mentalmente en tono sarcástico, a modo de burla de la desagradable actitud de su vecino. Cerró la puerta algo brusco, pero lo lamentó de inmediato. No iba a permitir que algo así lo molestara tanto; no sentía que valiera la pena y era conveniente que algo de los dos se intentase portar como un adulto. Habría que ver cuánto les duraba. Dejó atrás el distribuidor y se encaminó de regreso a la cocina, para terminar con la pasta y el tuco.

Se dio el lujo de almorzar en el sillón del living, algo que rara vez tenía oportunidad de hacer debido a su ajetreada agenda, y encendió el televisor para entretenerse. Luego, los platos ya lavados, dedicó parte de su tarde a lavar ropa y ordenar un poco el apartamento. Decidió sacar al trío a pasear antes de que acabara el día y sobre la marcha eligió el parque como destino para un breve descanso en el recorrido.

Tomó asiento en una banca y se frotó las manos; si bien los días eran más bien cálidos, con la caída del sol de tanto en tanto se levantaban brisas más bien frías. Se cerró el saco con una mano, manteniendo sus dedos ceñidos cerca del cuello. Se sentía inquieto, ansioso. ¿Ansioso? Nunca se había sentido particularmente apegado a su apartamento, incluso cuando lo hubiera renovado el mismo hacía ya casi 6 años, pero ahora se sentía antojado de volverse más bien pronto. ¿Había dejado algo encendido? La urgencia y la angustia no le sentaban bien; era una estupidez. Sacudió la cabeza un poco para echar semejantes pensamientos y suspiró, cerrando los ojos. Hacía mucho ya que no sabía nada de su soulmate. No supo calcular el tiempo exacto que había pasado desde la última vez que hablaron.

<¿Mal momento?> se atrevió a contactarse, esperando no ganarse la habitual sarta de insultos ya que no estaba de humor de lidiar con algo así hoy.

Después del almuerzo, Tahiel volvió a salir al balcón con la lata de barniz y un pincel para terminar con el escritorio mientras que Timothy lavaba los platos y se ponía a hacer galletas.

- Ta~ Después me acompañas a repartirlas? - Tim salió al balcón y le preguntó luego de haberlas puesto en el horno, pero su hermano(amargadooo) se negó de nuevo y volvió a repetirle que no hacía falta que lo hiciera. Hoy en día nadie saludaba así a sus vecinos. Aún así, Timothy volvió hacia dentro decidido a seguir con su idea.

<¿Mal momento?> Le llegó el mensaje mientras iba por media capa de barniz y, extrañamente, no se sorprendió de escuchar la voz en su cabeza ni se sobresaltó. En cambio se preguntó algo molesto si se estaría acostumbrando a aquello.

<Extrañamente, no.> Le respondió a su soulmate y la imagen de su vecino le vino a la cabeza pero por mas que compartieran el mismo nombre dudaba que sean la misma persona. La idea de que hubiera TANTA coincidencia le dió escalofríos y la descartó sin dudarlo. "Imposible."

Por el contrario, a Anthony le sorprendió tanto recibir respuesta como que fuera tan "pacífica", en comparación a lo que había sido la comunicación entre ellos hasta el momento. Negó con la cabeza; nunca había sido del tipo emocional ni detallista, y ahora andaba llevando cuenta de este tipo de detalle. Recordó el millón de historias que había conocido desde su infancia, tanto en la escuela como en los libros que su madre le leía, y suspiró. No iba a convertirse en un muñeco del destino así como así, se prometió, pero al mismo tiempo le pareció sumamente injusto desquitarse con su compañero de desgracias.

Estiró las piernas y las cruzó a la altura de los tobillos, algo relajado ahora que tenía una distracción. O eso eligió creer. <Para variar, entonces, he tenido suerte> dijo con un dejo de comicidad y se prohibió dejar que la conversación alcanzase un silencio incómodo. <¿Cómo has estado?> Era extraño, aún así. Después de todo, nunca habían hablado "porque sí"; siempre había habido una excusa, ¿o no? Fuera un dolor, el placer o un arranque de rabia. Se rió brevemente y con amargura al darse cuenta. ¿Cuándo algo así se le había hecho algo natural?

A Tahiel le recorrió un escalofrío. 'Suerte'? A qué se refería con Suerte? Y la pregunta siguiente no ayudó. ¿Para qué quería saber como estaba? Y así de la nada... Aunque hasta entonces habían tenido varias conversaciones ninguna había sido tan... Normal.

"Si... Normal. Debe estar aburrido." Se dijo dispersando sus sospechas. Porque por una vez tuvieran una conversación normal no quería decir que su soulmate había comenzado a interesarse por él.

<Bien.> Le respondió de forma sencilla sin saber muy bien que decir. ¿Qué le había dicho en conversaciones anteriores? La respuesta le vino al instante y no pudo evitar reír mientras terminaba de pasar el barniz. "Insultos"

Exhaló aire por la nariz a modo de protesta pero divertido; no supo porqué una parte de él creyó que la conversación tomaría un rumbo diferente y ameno. No era como si él mismo supiera siquiera cómo hacer eso. Echó la cabeza hacia atrás algo frustrado y se rió un poco. <Esto es demasiado extraño. Supongo que no estamos hechos para esto, sea lo que sea.> envió, amargo, pero no de forma hostil.

<Lo único positivo de todo esto es que pareces tan reacio a la idea de todo esto como yo. No lo tomes como algo personal, pero no tengo la mejor opinión respecto al destino. Ni siquiera creo en algo semejante.> admitió por sacar un tema, para comprobar que efectivamente al menos tenían eso en común y, con ello, irónicamente, quedaría claro que esta fuerza mística que tanto se empecinaba en rechazar estaba castigándolo por eso mismo.

Dejó el pincel a un lado y se alejó un poco del tablón de madera para escapar del olor al barniz y sentarse en el suelo del balcón a descansar un rato.

Coincidía con las palabras de su soulmate y se alivió un poco de que pareciera compartir su opinión.

<Destino? Si existe es un pedazo de mierda, cruel y despiadado.> Le pasó la definición (? Y recordó con quién exactamente estaba hablando. Su "soulmate" esa persona maldita que no le traería mas que problemas y sufrimiento.

<Me alegra que tampoco te entusiasme y aprovecho para aclararlo. Te odio. No espero conocerte. Nunca.> Le dijo y esperó que no le contestara. No quería seguir usando esa comunicación telepática, lo hacía dudar, acostumbrarse. De alguna forma era terrorífico. Quería negarlo pero, después de las conversaciones que había tenido con ese tal Anthony, no podía odiarlo. Y el hecho de que compartiera su opinión sobre el tema y que ambos compartieran aquella situación que ninguno quería hacía que comprendiera a su contraparte y ayudara, aún mas, a apaciguar su odio.

<Bueno... No tanto como odiarte sino que odiaría a cualquier persona que sea mi soulmate... Y ése sos vos así que sí. Te odio.> Intentó aclararlo pero apenas acabó no pudo evitar preguntarse para qué mierda lo había hecho.

La rencorosa y hostil definición del destino lo hizo reír, al punto que tuvo que cubrirse la boca con una mano para no llamar la atención de los transeúntes del parque. A la distancia, Klaus molestaba a Heim para que jugara con él mientras Ruth inspeccionaba unas plantas cercanas, curiosa y vigilante, olisqueando con desconfianza una bolsita de plástico atorada entre las ramas de un arbusto.

Los comentarios subsiguientes lo distrajeron de observarlos y se quedó callado un momento, pensando en las palabras de Tahiel. Su aclaración, casi torpe, lo hizo sonreír. Pero supuso que comentarle lo adorable que le había parecido semejante acto traía dos consecuencias graves: por un lado, su soulmate iba a comenzar a insultarlo de nuevo; por el otro, tendría que admitirse a sí mismo que, ciertamente, le había parecido una actitud entrañable. Se contuvo y suspiró.

<Eso es algo con lo que puedo vivir> replicó, casi desafiante, pero con sincero alivio. No hubiera podido seguir adelante en paz a sabiendas de que alguien se estaba obligando a amarlo y lo esperaba, y lo haría el resto de su vida, por semejante capricho. <No puedo decir que sea mutuo. No te odio, a lo mucho te compadecería si tuvieras expectativas puestas en esto.> agregó y alzó la vista al cielo, que comenzaba a teñirse con su traje de gala. "Será mejor que vuelva a casa", concluyó y pegó un chiflido para aclararle a los canes que era hora de irse a casa.

Tahiel no le contestó. Después de darse cuenta de cuánto lo afectaba esa indeseable comunicación prefería no volver a utilizarla. No sabía cómo funcionaba y no quería correr riesgos. No quería encontrarse un día con que le había tomado cierto apego a aquella voz que resonaba en su cabeza.

Se levantó después de un rato al comenzar a sentir algo de frío y se estiró antes de volver dentro del apartamento.

- Vas a necesitar el agua? - Le preguntó a su hermano al ver que seguía haciendo cosas en la cocina y al recibir una respuesta negativa, fue a darse una ducha y a cambiarse la ropa empolvada que tenía de haber estado trabajando.

- Taaaaa! Voy a repartir las galletas~ - Le llegó la voz de Timothy a través de la puerta y el ruido del agua y, despues de haber recibido el debido permiso, escuchó la puerta de entrada del departamento al cerrarse cuando Tim salió.

No le sorprendió la falta de respuesta y dejó la conversación acabar de ese modo, ya que tampoco se le ocurría más qué decir. Siguió avanzando con las manos en los bolsillos y los perros correteando a su alrededor hasta que dejaron el parque y se encaminaron ya más ordenados hacia el departamento.

Se cruzó con dos de las vecinas a la entrada del edificio, comentando algo sobre un chico repartiendo galletas y se sonrió. A pesar de todo, Timothy había salido efectivamente a saludar a sus vecinos y la imagen le produjo algo de ternura y gracia. Para él, que lidiaba con la peor basura de la sociedad, ver semejante acto era poco usual y lo hacía sentirse con las esperanzas renovadas, al menos un poco. Subió a su piso y entró al departamento algo ansioso por resolver el tema de la cena e irse a la cama. Si bien todavía estaba de vacaciones, el cansancio acumulado se hacía sentir y mucho.

//TS o no queda en Ud.//

Timothy ya había vuelto de repartir sus galletitas y saludar a los vecinos que pudo encontrar y estaba comentando su experiencia con Tahiel mientras éste hacía la cena.

- Y Doña Rosa(? Tiene un gato reeeeeee peludo~ - Estaba contando cuando se escuchó el ascensor detenerse en el piso y, luego de abrirse las puertas, el ruido del tintinear de los collares y las garras de los perros contra las baldosas. El vecino había llegado.

Timothy paró su narración y se levantó de la silla donde había estado sentado, agarró un paquete de galletas que había dejado separadas sobre la mesa y se dirigió hacia la puerta.

- Taaaa~ no venís, no? - Le preguntó a su hermano y recibió la esperada negativa.
Para cuando salió, Anthony acababa de cerrar la puerta así que no tuvo otra que golpear un par de veces y esperar que le abriera con una sonrisa y las galletas entre sus brazos.

Había dejado el saco sobre el sillón y estaba a mitad de camino de sacarse el pullover cuando resonaron los golpes en la puerta y Klaus ladró para reforzar el aviso. Se pasó la prenda por la cabeza y la tiró para que acompañase a la otro antes de ir y abrir la puerta, encontrándose con Timothy.

Le sonrió y abrió un poco más, sabiendo ahora que no era nadie ajeno al edificio ni algo peor. -Buenas noches- saludó algo divertido al descubrir las galletas -He escuchado grandes cosas sobre ellas- admitió señalándolas con la vista y una sonrisa picara y algo cómplice se le dibujó en el rostro.

/La tentación de dejarlo en camiseta asi lo ves de refilón cuando vaya a cerrar la puerta detrás suyo es muy fuerte xD/

Timothy se alegró de escucharlo y le ofreció la bolsa.

- Jajaja, me alegro. - Soltó una risita vanidosa? Y se agachó para acariciar uno de los perros que se había acercado a olfatearlo.

- Perdón por haber llamado justo cuando llegas, pero escuché el ascensor y si las dejaba para mañana se iban a humedecer. - Se disculpó y frunció el ceño al sentir olor a quemado en el aire.

- ... Lo siento, tengo que ir dentro. - Volvió a disculparse levantándose de golpe para regresar apresurado dentro del apartamento.

- ¡TA! ¿¡CÓMO HICISTE PARA QUEMAR POLENTA!? - Se escuchó el gritó del joven en el pasillo, a través de la puerta.

Le sonrió a modo de agradecimiento y observó la escena entre curioso y perplejo, riéndose no tan por lo bajo una vez que hubo cerrado la puerta. Se puso a revisar su heladera una vez que llegó a la cocina, dejando la bolsa de galletas sobre la mesada. Tenía cosas como para hacerse una lasagna. Su vista se desvió a los dulces que Timothy había hecho y que se había molestado en guardarle. Parecía un buen chico. Y si bien habían comenzado con el pie izquierdo con el mayor, seguro tenía que ser duro para ellos vivir solos. Anthony era más bien consciente de que su situación laboral era más bien privilegiada (aunque se expusiera a heridas graves y la muerte exponencialmente mucho más que cualquier otro civil).

Decidido a que preguntar no podía hacer ningún daño, se dirigió a la entrada y dejó atrás su apartamento. Golpeó la puerta dos veces, y se puso las manos en los bolsillos, esperando no ser inoportuno ni que se tomasen su oferta a mal.

Definitivamente no estaba hecho para la cocina.
Tahiel no había despegado la vista de la olla en toda la cocción, pero cuando se le dió por ir adelantando y preparar los platos para servir todo más rápido, cuando se enteró, la olla de polenta había consumido todo el agua; el tuco se había evaporado casi por completo y la cebolla que le había puesto al mismo estaba quemada y pegada al fondo de la cacerola.

- ... - Quiso responderle a Timothy cuando vino a la cocina directo a cortar el fuego y revisar lo que había hecho pero no podía. Ya le habían pasado ese tipo de cosas demasiado seguido como para apelar al "no es mi culpa!", "fue un accidente!", o "La polenta estaba fallada!"

- Se puede salvar? - Se limitó a preguntar algo deprimido y su hermanito lo fulminó con la mirada.

- ¿A vos qué te parece? - Le preguntó moviendo la pasta amarilla de la superficie para mostrar una de un color mas acaramelado debajo hasta llegar al puro negro del fondo que era un completo masacote (supongamos que así es como queda la polenta quemada?) Aunque en un principio, Timothy, estaba molesto por el destrozo que había hecho Tahiel, no pudo evitar reir al, entre la pasta de polenta arruinada, encontrar grumos de perfecta polenta seca. Aunque no se le hubiera quemado, habría sido desastrosa de todos modos. Sí. Su hermano no estaba hecho para la cocina. - Por eso te digo que me dejes la cocina a mi, pero nooooooo te seguis negando. - Suspiró tirando el fallo culinario a una bolsa y dejando la olla en remojo antes de ponerse a revisar el tuco, otra catástrofe inexplicable.
- Vos andá poniendo la mesa. - Lo echó al final mientras abría la heladera para ver qué podía improvisar.

Sin poder quejarse ni objetar, Tahiel agarró manteles y cubiertos y los llevó a la mesa del living/comedor. Mientras los distribuía escuchó que llamaban a la puerta y fue a ver quién era.

Abrió apenas como para poder asomar el rostro y se quedó viendo, extrañado, a su nuevo vecino parado en el pasillo. En cualquier otro momento le hubiera preguntado qué quería de mala manera, pero no tenía ganas ni de eso por lo que se quedó en silencio, interrogándolo con la mirada y dejando que su rostro agregara el "Qué carajos querés?" por sí solo.

//Oh ps qué simpático pues -reacción espontánea-//

Suspiró mentalmente ante la expresión de su vecino; hubiera preferido que Timothy abriera como para evitarse esto pero no tendría tanta suerte esta noche. -Siento molestarte- dijo, casi a modo de saludo, y no pudo evitar fruncir un poco la nariz ante el vaho agrio de la cebolla empastada y ennegrecida del tuco. Pensó un momento en cómo abordar el tema, dado que probablemente no le gustaría que le restregase en la cara lo que fuera que acabara de pasar en esa cocina.

-Estoy en pleno proceso de hacer lasagna, pero estoy seguro de que descongelé carne de más para la bolognesa y sería una pena desperdiciarla. Además se han mudado hace poco y quizás no tuvieron tiempo de hacer las compras propiamente dichas.- Fueron los argumentos más sólidos que pudo conseguir y se dio por satisfecho; que no hubiera pensado en ellos antes de ofrecer ayuda no quiere decir que no fueran motivos válidos -¿Estaría bien si trajera porciones para ustedes? Debería estar lista en cosa de media hora, como mucho-

Decidió guardarse el agradecimiento al menor de los hermanos como argumento de reserva, aunque tampoco estaba demasiado tentado a ponerse insistente, visto y considerando la actitud de quien tenía enfrente hacia él hasta el momento.

Ugh.... Sospechó del conocimiento de su vecino sobre el desastre que había hecho en la cocina, despues de todo Timothy estaba con él antes de volver corriendo.
Tahiel frunció el ceño y estuvo a punto de negarse no queriendo aceptar ayuda del vecino que practicamente no acababa de conocer y con el cual sus primeros encuentros no fueron muy agradables pero...
Sacó la cabeza de la abertura de la puerta para mirar hacia la cocina donde Timothy estaba revolviendo y sacando cosas de la heladera, abrió un poco mas la puerta suspirando resignado.

- Si no es mucha molestia, te lo agradecería. - Le respondió aceptando su ofrecimiento. - Creo que no me presenté y no se si mi hermano lo hizo, soy Tahiel (apellido inventado aquí * hacen falta apellidos? xD) - Se presentó por una vez sin emitir hostilidad (? y retrocedió un poco para avisarle a Timothy que no hacía falta que haga nada y que guardara las cosas.

Sintió una extraña satisfacción, como quien gana una partida que ha estado jugando por horas, pero no permitió que se notase en su rostro. Estuvo a punto de seguir con la conversación como si nada hasta que el otro se presentó y se detuvo en seco. Tahiel. Tenía que ser plena casualidad. No había forma de que fuera... Tuvo la tentación de chequearlo via comunicación mental pero después de lo"bien" que había ido hoy no quería arriesgarse a retomar la vieja hostilidad. Además, no había forma de que fuera.

Le sonrió levemente, en señal de entender su predicamento y asintió. -No es molestia. Todos salimos ganando con esto- respondió a fin de mantener el ambiente ameno. -Un gusto.- agregó con normalidad -Traeré la comida en cuanto esté-

Dicho eso, se giró sobre sus talones y de dirigió de regreso a su apartamento, repasando mentalmente su primer encuentro mas temprano ese día. No parecía haber reaccionado cuando Anthony se presentó así que eso ayudaba al descarte. Se sintió un idiota por un momento... Por qué tan nervioso? Y decepcionado a la vez? Negó con la cabeza y se puso a cocinar para distraerse.

Tahiel cerró la puerta cuando el otro se fue y se dirigió a la cocina a ayudar a Timothy a guardar todo.
- ¿Qué pasó? - Le preguntó este curioso, terminando de guardar lo que había sacado de la heladera y Tahiel se preparó para recibir obvias burlas antes de contestarle.
- El vecino, Anthony, dice que "sacó carne de mas y le va a sobrar" así que nos va a traer lasagna. - Le respondió y agregó con sospecha. - Le dijiste que quemé todo antes de venir para acá? -

Timothy rió. - Ni que hiciera falta, con el olor a quemado que hay! - Fue su explicación y luego, como era de esperar, comenzó. - Aaayy! Y aceptaste! Que lindo! Vos que siempre sos tan arisco aceptaste el ofrecimiento de alguien que ni conoces~ Es porque es Anthony, no? - Paró un momento al ver la mirada de disgusto que le dirigía su hermano y agregó. - Si, si. Sé que haces cualquier cosa con tal que no haga cosas de más [aunque mi paladar sufra].... Pero es porque es Anthony, no? - Para cuando terminó de burlarse, las ollas que hace poco habían estado en uno ahora estaban ambas en remojo habiendo pasado por el proceso de limpiarlas y rindiéndose en el intento.

Tahiel ignoró a su hermanito en todo lo relacionado al vecino y, después de terminar en la cocina, terminó de poner la mesa.

Cuando la lasagna estuvo en el horno, aprovechó para terminar de cambiarse (dado que con todo el incidente con Timothy y luego su hermano el pensamiento había quedado postergado), y preparar el living para sentarse a cenar mirando televisión. Había elegido ese sillón a penas se había mudado solo, unos años atrás, porque era extremadamente cómodo; incluso cuando se le había ido un poco de presupuesto y había tenido que recortar gastos al mínimo durante casi un año entero después.

Tal y como había pronosticado, la comida estuvo lista unos 35 minutos después. Mientras la dejó asentarse un poco en el molde, llenó los platos del trío cánido con alimento balanceado y se buscó plato y cubiertos. Como sólo comería una porción, decidió servirse primero e ir a entregar la lasagna restante en el mismo recipiente en que había ido al horno. Lo envolvió con dos repasadores para no quemarse y se encaminó a la puerta; tras un pequeño percance que acabó resolviendo con su codo (embocarle al picaporte fue más difícil de lo que recordaba), tocó el timbre con el mismo método.

- Cocinará bien? - Preguntó Timothy refiriéndose al vecino y se sentó a la mesa junto a Tahiel mientras esperaban la comida.
- No sé. - Fue la respuesta simple y despreocupada que recibió y Tim bufó por la falta de interés de su hermano.
- Igual seguro cocina mejor que vos. - Se rió un poco y comenzó con el insaciable modo de molestarlo que había descubierto. - Por que no te fijas, si es tu soulmate podría cocinarnos siempre y no tendrías que cocinar vos ni preocuparte de que yo cocine. - Comenzó su burla que fue respondida con una mirada molesta y un forzado cambio de tema.

Siguieron hablando, mayoritariamente sobre Tim y su colegio, hasta que sonó el timbre y Tim se apresuró a pararse e ir a atender la puerta.

- Wow! Gracias! Huele delicioso! - Exclamó apenas abrió y, en vez de tomar la fuente, le dejó lugar para que pasara y le señaló la mesa, indicándole que la dejara allí. Pero Tahiel ya se estaba levantando para recibirla mientras mascullaba también un agradecimiento por lo que Tim tuvo que apresurar un poco su plan.

- ¿Por qué no te quedas a comer con nosotros? Así aunque sea ya que cocinaste después no tenés que lavar platos. - Le ofreció con una sonrisa y la mantuvo bien a sabiendas del tipo de mirada que le debía estar dirigiendo su hermano.

-No es problema- El cálido recibimiento del menor lo hizo sentirse algo incómodo; tampoco era como si hubiera hecho la gran cosa. Le devolvió la sonrisa y pasó al departamento ya que el traspaso, estando lo caliente que estaba la fuente, podría llegar a ser un problema. Negó con la cabeza y dejó la lasagna sobre una tabla convenientemente puesta en el centro de la mesa.

Timothy se llevó su atención con aquella inesperada invitación y se rió un poco, negando con la cabeza nuevamente. -Gracias, pero en realidad dejé la porción servida en casa. Y si me descuido, puede que ya no haya nada cuando regrese- bromeó, aunque era en parte verdad con el voraz apetito de Klaus. -En otra ocasión, seguro-

- Oh... - Timothy exhaló decepcionado mientras que Tahiel contuvo un suspiro de alivio.
- Ah! Si me esperas un poco, a la tarde hice también una tarta de manzanas(? Te separó unas porciones para que te lleves de postre! - Se apresuró a exclamar y cerró la puerta de entrada para ir corriendo a la cocina. Aunque el plan inicial había fallado, el plan B que acababa de idear aún podía llevarse a cabo. Sacó la tarta de la heladera a separar unas porciones lo mas lento posible, dejando que su hermano compartiera un poco de tiempo de caridad con su nuevo vecino.

Tahiel vio a su hermano desaparecer en la cocina y tuvo ganas de seguirlo para acogotarlo. Miró la lasagna y luego a su creador.

- Gracias, cualquier cosa que necesites o si querés algo a cambio me decís. - Se limitó a comentarle y señaló la puerta. - Si querés después te alcanzo la tarta. - Se ofreció sin saber muy bien qué hacer ni qué pensaba exactamente su hermano.

No tuvo tiempo de decirle que no antes de que desapareciese a la cocina y suspiró mentalmente; no quería incomodar de semejante manera ni que el pobre chico se sintiera endeudado de ninguna forma. Sólo quería dar una mano, pues sabía lo difícil que era comenzar una vida por propia cuenta y cuán hostil era el mundo. Se sonrió y se dispuso a esperar, aprovechando para observar el apartamento. Era del mismo tamaño que el suyo, aunque la distribución parecía ser distinta. Prefería la de su propio apartamento, probablemente a fuerza de la costumbre ya.

La voz de Tahiel lo sacó de sus pensamientos. -No creo que tome mucho más, esperaré. -hizo una breve pausa y volteó hacia él -Y por lo otro, no te preocupes.Somos vecinos de aquí en más. Es como dice el dicho, hoy por ti, mañana por mí- alzó los hombros y le dirigió media sonrisa -Es triste, pero hay que tener con quién contar- Por fortuna, los vecinos del consorcio eran, por lo general, cálidos y decentes, por lo que nunca había tenido problemas. Con suerte, esperaba que eventualmente los dos hermanos lograran sentirse como en casa.