Soulmates #Love #Love #Hate #Hate #Hate #Hate

Anthony lo escuchó con atención y la imagen mental de lo que el menor describía casi lo hace reírse a carcajadas; parecía sacado de una serie cómica grotesca de televisión. Y, si bien lo conocía poco, sentía que su vecino era más que capaz de hacer algo semejante. Se hizo sonar los dedos. -Suena a que tienes un hermano muy dedicado; algo extremo, eso sí- se sonrió ante su propia aclaración -Pero parece que ha hecho un buen trabajo. Debe ser duro.-

Se detuvo un momento. -Bueno, no es como si supiera en realidad su historia. Pero vivir solos no ha de ser fácil. No lo es para nadie.- No quiso comentarle que menos para alguien en sus veintitantos criando a alguien a quien a penas debía llevarle 10/15 años. Alzó los hombros en un gesto relajado. -Estás empezando el secundario, verdad?- cambió de tema, subiendo las piernas al sillón y cruzándolas a lo indio.

- Sip! Mi hermano es el mejor! - Exclamó contento y dejó al perro para volver a sentarse bien en el sillón, estirándose a agarrar una galletita en el proceso.
- y casi. Estoy terminando la primaria, en 7°. - Le respondió mordisqueando la galletita y aprovechó a preguntar. - Vos que haces? - Inquirió curioso recordando lo que se había propuesto hace apenas unas horas.

Le pareció enternecedor que se mostrase defensor de su hermano y le sonrió. Asintió como muestra de que lo estaba oyendo y lo imitó, tomando una galleta del plato también. -Pensé que eras un poco más grande. Quizás porque eres alto.- comentó aunque no estaba seguro de si era alto para su edad. Después de todo, la última vez que había visto a un niño de 12 años fue cuando él tenía 12 años.

-Soy policía- respondió con total naturalidad, mordiendo la galleta -Pero no el tipo de policía que los niños suenan ser.- aclaró medio divertido. Los chicos tienen esa versión idealizada e intrigante del oficio, que es más bien lejos de lo que es su día a día. Posiblemente porque ya no era un oficial sino que detective, y que le tocaba lidiar con criaturas mucho peores que un ladronzuelo o un borracho violento.

- Mi hermano también se queja de que parezco mas grande de lo que soy... - Murmuró con una mueca algo triste. - Dice que debería jugar mas y no me deja ayudarlo con las tareas de la casa... Pero si yo no cocino ya viste lo que pasa! Y cuando no quema algo sigue siendo un desastre y tengo que comerlo! - Se quejó haciendo un puchero y luego hizo una pausa.

Tenían de vecino a un policía. Un. Po. Li. Cí. A. Definitivamente aquello no le iba a gustar a Tahiel...

- ¿Policía vago que no sabe hacer su trabajo o borracho? - Preguntó Al fin, citando las descripciones que ya había oído tantas veces decir a su hermano. Aunque Anthony no le parecía encajaba en ninguna, cuando dijo que no era "el tipo de policía que los niños sueñan ser, fue lo único que se le ocurrió.

No pudo evitarlo; entre el comentario sobre su hermano y la descripción posterior de los policías (que los había así, no iba a discutirlo), terminó por reírse a carcajadas por un momento e intentó controlarse cuanto antes. -Lo siento, lo siento. Fue mucho junto- se disculpó torpemente y suspiró. Le sonrió con un aire casi paternal.

-Creo que serías igual de maduro, fueran cuales fueran las circunstancias.- le dijo con sinceridad y convicción -Está en quienes somos. Pero -hizo una pausa y señaló su televisor y el mueble debajo -Si quisieras dejar salir tu niño interior, tengo unos cuantos juegos que podrían gustarte en la consola- tenía debilidad por los niños y este le caía particularmente bien.

-Pero por lo que mas quieras, no descuides tus estudios o tu hermano vendrá a por mi cabeza- le guiñó el ojo cómplice y suspiró nuevamente. -Respecto a lo otro, lo dije porque soy detective de homicidios. Trato con gente... Horrible. Y es agotador- admitió mirando sus manos, que tanto ya habían disparado. A veces le hacia dudar qué lo hacía distinto de los tipejos a los que perseguía.

- Ah... - "Esos son los más inútiles" Se detuvo a tiempo de no repetir el comentario de su hermano y prefirió seguir por el tema mas colorido.

- En serio puedo? - Preguntó ya levantándose a ver qué consola era y que juegos había, con los ojos brillando y expectante.

Pasó el resto de la tarde (ya casi es noche sin como las 8 xD) jugando a la playstation del vecino hasta que, con la reacción eufórica de los perros, Tim se dió cuenta de que su hermano ya había llegado y apagó rápidamente la consola y el televisor para ponerse a recoger sus cosas y salir.
- Tony! Me tengo que ir o mi hermano me va a matar(? - Le avisó sin detenerse mucho a saludar antes de salir y encontrarse a su hermano en el pasillo, observándolo con una mirada inquisidora(?

Le sorprendió la repentina actitud del chico e interrumpió la perezosa ojeada del diario que estaba llevando a cabo en ese momento. Había aprovechado mientras Timothy jugaba para prepararse unos sándwiches para comer más tarde y luego se había sentado a leer algunas novedades de bandas de música y los partidos de fútbol. De policiales ya tenia suficiente de 8 a 18.

Se rió ante las prisas. -Vuelve cuando quieras- dijo en voz alta segundos antes de que el chico cerrase su puerta. Era muy cómodo y simple hacer buenas migas con él, lo que lo hacía sentirse muy a gusto. "Bueno, ahora debería cenar.", pensó, sintiendo el toque en una pierna; Klaus lo empujaba con el hocico. -Y darle de cenar a ustedes. Lo sé-

Ya con ambos hermano dentro del departamento y luego de una rápida explicación por parte de Timothy, Tahiel no pudo decir nada. Por el contrario sintió que debería agradecerle a su vecino...
Suspiró y abrió la caja de empanadas que había traído y dejado sobre la mesa.
- Vení a comer algo que ya bostezaste tres veces y vano a dormir. - Le comentó bostezando también mientras se sentaba a la mesa luego de deshacerse de todo lo que llevaba encima.

Al dia siguiente, sábado, a la tarde poco después del mediodía llegaron los amigos de Tim. Casa nueva, costumbres viejas, Tahiel los dejó hacer lo que quisieran y luego de saludar los dejó en paz para encerrarse en su estudio y adelantar algo de su trabajo en joyería y preparar algunas cosas para su próximo robo.

El único inconveniente que tuvo, si podía llamarselo así, fueron los gritos desesperados de los amigos de Tim cuando salió del estudio con intenciones de preparar la cena. Ya habían sufrido su cocina un par de veces y seguro que Tim les hacía comentarios que no ayudaban.
- Pizza entonces? - Preguntó resignado y agarró el teléfono mientras exclamaciones entusiasmadas y victoriosas sonaban detrás suyo.

El domingo alrededor de las 5pm, como esperaba, los invitados se fueron y apenas unas horas después, Tahiel comenzó a preparar las cosas para irse también. Se colgó una mochila con una manta y provisiones al hombro y agarró el acostumbrado bolso antes de salir.
- Mañana para cuando vuelvas del colegio ya volví seguro. Cualquier cosa llamame. No le habrás a nadie, no importa que ahora vivamos en un edificio. Y no confíes tanto en los vecino cuando no estoy. Etc. - Se despidió de su hermano menor con una laaaarga despedida repleta de incontables indicaciones.

Metió los bolsos con todo lo que no precisaba dentro de una bolsa doble de consorcio y la tiró al agua podrida de la alcantarilla en prevención a que alguien lo siguiera y salió a la superficie, no si antes verificar que no hubiera nadie cerca. Emergió? En el fondo de un callejón a apenas una cuadras de su destino.

Sobre el traje negro acostumbrado, llevaba un buzo del mismo color con capucha y bolsillo canguro donde guardó la mascara y un par de cosas más y un joggin azul oscuro. Tenía que caminar las dos cuadras que lo separaban de su destino: El edificio abandonado que estaba atrás del establecimiento donde estaban haciendo la exposición(no se cual? No se que vengo a robar? Lalala?). Y que mejor forma de hacerlo que haciéndose pasar por un civil normal?

El domingo durmió hasta bien entrada la mañana, a sabiendas de que probablemente se pasaría gran parte de la noche en vela. Se vistió y comió un almuerzo abundante, guardándose algunas cosas para masticar en las horas de guardia en los bolsillos. No hizo mucho durante las primeras horas de la tarde, sólo revisó los documentos y planos que le habían facilitado. La galería estaba más bien encasillada en la cuadra, por lo que era de difícil acceso desde la calle. A penas y tenía ventanas, por lo que había apreciado en la página web del dueño y curador, así que iba a ser de difícil acceso. ¿Qué hacían en casos como estos los ladrones? Se acordó de algunos asaltos vía "boquete" en los últimos dos años pero lo descartó. "Eso requiere a todo un equipo de gente y un tiempo prologando de trabajo... Pero la exposición sólo tenía unos días puesta cuando mandó su amenaza...", le dio vueltas al asunto. Si Obsidiana era parte de la élite artística de la Ciudad, posiblemente habría sabido del robo de antemano pero eso implicaría que tendría modos más discretos de hurtar las joyas, por no mencionar que llamar tanto la atención sería un contra terrible.

Suspiró y dobló prolijamente los papeles, poniéndolos en la mochila que se cargó al hombro antes de salir. Se aseguró de que los perros tuvieran comida y agua, que todas las luces estuvieran apagadas y las ventanas, cerradas. Para cuando llegó a la estación, el escuadrón estaba reunido ya y enlistándose para salir. El grupo entero, con un Munch consumido por la emoción hablando hasta por los codos, viajó en varios móviles hasta el lugar y se apostaron cada cuál en el lugar que le tocaba. Anthony estaba en el cuarto de junto a las joyas, apostado contra una esquina, pero desde donde tenía vista perfecta de las mismas. Munch estaba en una posición similar del otro lado, e intercambiaron una mirada para darse ánimos.

Ahora sólo quedaba esperar.

No le costó nada llegar ni entrar al edificio. Las cosas que había llevado hace ya varios dias seguían allí y solo tuvo que terminar y acomodar los explosivos en la pared para luego sentarse a esperar a que dieran las 12. Exactamente del otro lado de aquella pared debían estar las joyas que eran su objetivo.
Cuando se aproximó la hora sacó la máscara de su buzo para ponérsela y tanteó la botella de agua que siempre llevaba encima.

Las campanadas de media noche fueron acompañadas por un gran estallido y los policías, sorprendidos y asustados, estaban demasiado ocupados tosiendo o escondiéndose como para prestarle mucha atención.
Obsidiana entró rápidamente a la sala y recogió las joyas sin problemas, pero cuando se dió vuelta para irse sintió el viento de un disparo que pasó por su lado y a un par de policías que ya casi estaban recuperados. Debía apurarse.

La explosión ocurrió a casi nula distancia suya y el ruido de la reacción lo aturdió. Quedó ciego por un momento y se cubrió la cabeza con ambos brazos para evitar que los escombros lo fueran a golpear. La lluvia de proyectiles de concreto y ladrillos se detuvo pero el polvillo hacía imposible ver o respirar. Insultó y contuvo las escasas llamas que se habían formado en un rincón. A penas y vio pasar a Obsidiana pero no había forma de que pudiera intervenir. Pero otros tuvieron otra idea.

Los disparos resonaron en el recinto y el pánico lo obligó a racionalizar. -ALTO EL FUEGO- gritó una y otra vez. La explosión bien podría haber dañado conexiones de gas y una segunda chispa podría volarlos a todos. -TODOS AFUERA- exclamó, en tono incuestionable, y los oficiales obedecieron.

Afuera se encontró con un Munch mojado de pies a cabeza, insultando y con sendos moretones. Al parecer se había enfrentado a un digno rival, para variar. Obsidiana había probado ser un hueso duro de roer.

Agradeció profundamente a quién sea que haya gritado el alto al fuego hasta el punto de creer que aquella voz le sonaba familiar y siguió su huida; pero al parecer se había relajado demasiado con el cese de disparos.
Cuando, en su escape, casi choca de frente con un armario de músculos recordó que aún estaba lejos de estar a salvo y, aunque por poco, esquivó las manos que intentaban sujetarlo para huir de vuelta hacia el edificio abandonado por el hueco en la pared y entre los escombros. No le fue fácil y las pisadas pesadas de aquél policía junto a su sombra entre el polvillo y sus gritos le seguían pisándole los talones hasta que al final no tuvo otra opción que, usando toda el agua que llevaba en su botella, empapar aquella pared de carne(? y retenerla usando el líquido para empujarlo hacia atrás y detenerlo. Aunque encontró más resistencia de lo que esperaba al tener la mala suerte de que su perseguidor fuera también un usuario de agua, su ataque sivió su propósito de detenerlo hasta haberlo perdido y, una vez hecho eso, nada le impidio seguir su ruta de escape saliendo del edificio antes de que llegara la policía del otro lado de la manzana y correr las dos cuadras que lo separaban de su entrada a las alcantarillas que tomó sumo cuidado en cubrir antes de alejarse ya mas tranquilo pasado el mayor peligro de su travesía.

Después de recoger asqueado sus bolsas del agua y llegar a la entrada de alcantarilla mas cercana a su apartamento preparó el lugar para su estadía. No podía salir y volver a su apartamnto a esa hora si no quería levantar sospechas, por lo que no tenía otra opción que pasar la noche y parte de la mañana allí. Aunque la idea no le gustase.

Primero lo primero. Sacó su celular y mandó un mensaje a su hermano informando de su logro y luego extendió una capa de plástico sobre el suelo mugriento, se cambió, guardó las joyas, comió algo de lo que había traído y, cubierto con la manta que había empacado se fue a dormir, intentando ignorar a las ratas que merodeaban no muy cerca, pero que aún así se las escucaba corretear....

Despertó a las 7am con el sonido de su celular vibrando y, aún durmiendo, atendió la llamada de su hermano.
- Ta! Al fín! Como estás? Todo bien? No te lastimaste? Dónde estás? etc. - Las incontables preguntas de Timothy eran demasiado para cierta persona que aún seguía durmiendo y le contestó con un bostezo antes de intentar tranquilizarlo y responderle lo mas que pudo evitando describir mucho ni decirle que había pasado la noche en las alcantarillas con las ratas....
- Ya, andá al colegio que vas a llegar tarde. Si si, cuando llego como. No, no me voy a ir a dormir sin. Si. Graciás no hacía falta, ahora chau! No tenías que llegar si o si en hora hoy? Shu! Shu! - Se despidió de su hermano antes de colgar y bostezó. Confirmó la alarma de su celular y siguió durmiendo.

Volvió a despertarse a eso de las 10am y emprendió la vuelta a su casa deseando llegar y darse un buen baño. Debía apestar a podrido despues de haber pasado tanto tiempo en el alcantarillado pero su olfato debía estar atrofiado y le era imposible confirmarlo, lo que hacía que anhelara aún más darse ese baño.

Phil, asistente de fiscal, era conocido por su mano de hierro contra los criminales a los que procesaba. Era estoico, desalmado y serio cuando se trataba de su trabajo. Pero cuando no, era un escuálido flacucho con un pobre y algo tonto sentido del humor; su risilla de hiena, irritante pero contagiosa por alguna enferma razón, era clara señal de que encontraba algo divertido. Y ese sonido llenó la oficina mientras el susodicho se cruzaba de brazos sobre el estómago, intentando no estallar en carcajadas afónicas en público.

Munch, por su parte, estaba cruzado de brazos por una razón bastante distinta, si el rojo de sus mejillas no era lo suficientemente delatador. La rabia de haber fallado y la vergüenza de lo que pasó eran una pobre combinación de emociones y su cutis, aún lejos de ser pálido, lo vendía. -Deja de reírte- le gruñó, molesto, pero obtuvo el efecto contrario, causando una nueva ronda de insultos.

Anthony sólo quería irse a casa. Eran las 4 de la madrugada, recién habían regresado a la estación, y lo que menos quería era lidiar con el dúo disparejo. No llegó a oir el comentario de Phil, que probablemente tendría que ver con el hecho de que Munch golpeó, por error, a otro oficial hasta casi mandarlo al hospital, pero el detective estalló y el Capitán tuvo que venir a contenerlo. El rubio sólo quería irse y a penas despuntó el sol y entregó el molesto informe, eso hizo.

Ya en casa, a penas y le acarició la cabeza a cada perro antes de caer de cara a la cama y dormirse de inmediato.

Cuando bajó del ascensor lo recibieron los infalibles ladridos y quejidos de los perros de su vecino. No pudo evitar preguntarse si el mencionado estaba o no. Aunque el que estuviera llegando a esta hora no podía ser sospechoso... Pudo haber salido mas temprano en el día y estar volviendo ahora. Las 10.37 Am era una hora bastante normal si hubiera salido a por algo mas temprano.
No se detuvo mucho en buscar sus llaves antes de entrar a su departamento. Tirar las cosas en el piso a un lado de la entrada e ir directo al baño para encender la ducha.

Salió en boxers. Ya limpio y relajado, bostezando. Después de todo no había sido una de sus mejores noches.
Picó algo de la comida fría que estaba en tappers sobre la mesa, cortesía de su hermano y de puso a deshacer los bolsos para guardar lo que debía guardar, esconder lo que debía esconder y por sobre todo lavar lo que ahora sí notaba apestaba a podrido.

"Ya estoy en casa" Le mandó el mensaje a su hermano para que dejara de preocuparse y comió algo mas de la comida que le había dejado mientras los guardaba en la heladera.

Ahora sí. Podía ir a dormir una siesta. Una linda hermosa y deliciosa siesta. Pensó deleitado bostezando una vez mas mientras se dirigía hacia su habitación.

No hubo mayores incidentes desde entonces. Anthony prosiguió con su habitual rutina en el trabajo, con alguna guardia de toda una noche cada tanto, pero nada extraordinario. Nada volvió a saberse de Obsidiana, muy a pesar de la prensa y de Munch. El joven detective estaba que caminaba las paredes de ansiedad y frustración; Anthony, por su lado, deseaba que dejaran de ser sus paredes por las que caminaba. Estaba al borde del hartazgo de oírlo y había recurrido a llamar a Phil en un par de ocasiones para sacárselo de encima. Aunque sus peleas eran igual o aún más problemáticas que el incesante caudal de quejas e insultos de Munch por sí solo.

Por otro lado, también se habían hecho más frecuentes las visitas de Timothy a su apartamente y, honestamente, estaba bastante a gusto con ello. El chico era adorable y una muy buena compañía, además de un excelente cocinero. Cada algunos días, al rato que llegaba de su jornada laboral, su vecino estaba tocándole el timbre con el bocadillo en cuestión en mano (el menú rondaba habitualmente entre el budín, las galletas, o mismo pan casero)y apuntes o libros en la otra. Hasta Klaus y compañía le habían tomado costumbre a su presencia y se quedaban cerca de ellos todo el rato. Su hermano mayor era otra cuestión pero parecían mantener una relación cordial estable, con lo que se dio por satisfecho. Y con ello, los días se fueron a semanas en un pestañear.

Bufó con cansancio cuando hizo la décima cuadra desde la estación. ¿Por qué le había dejado el auto a Munch, de nuevo? "Asunto oficial", se repitió la respuesta en un tono ácido e irónico que rara vez usaría con alguien que no fuera sí mismo. No había tomado en cuenta su propio cansancio cuando había descartado la idea de tomar un taxi y ahora se encontraba caminando de regreso a casa, pero todavía tenía bastante por recorrer. También tendría que haber tenido en cuenta la hora... Se detuvo frente a una pizzería, donde el olor a comida lo invitaba a entrar. Quizás podría comer algo antes de seguir viaje así, al llegar, podría irse directo a la cama.

- Taaa!!! Mis tres de Muzza? - Preguntó Tim a su hermano apenas entró al local seguido de sus amigos, aprovechando que en el momento no había otros clientes. Habían aprovechado que era viernes para salir al cine a la tarde, después de clases y ahora pasaban a buscar unas pizzas de camino a la casa de uno de los chicos donde se quedarían todos a dormir.

- No es muy tarde para que sigan en la calle? - Lo reprendió el mayor mientras preparaba el pedido que ya tenía preparado, le había llegado hace rato el aviso por mensaje en el celular. Eran pasadas las 8 de la tarde, casi las 9 y la calle ya estaba demasiado oscura.

- Me mandas un mensaje cuando llegas. - Le ordenó después de saludar al resto de los chicos, mientras les entregaba las pizzas y negaba el pago insistiendo en que él invitaba (como si no hubieran ido a comprar allí a propósito esperando que los invitara(? Niños aprovechados!!!(??? ) pero en ese momento una cara conocida entró al local y, luego de un rápido y sencillo análisis de pros y contras Tahiel dejó de lado su orgullo(? y se decidió por intentar llevar a cabo su idea.

- Anthony! - Lo saludó con una media sonrisa que, aunque no era tan amplia como la que ponía Timothy cuando planeaba algo, era extremadamente similar. - Que casualidad! ¿Tenes tiempo? Necesito un favor... - Le pidió deseando no tener que hacerlo... Pero la idea de su hermano caminando solo con sus amigos, un grupo de niños, solos por la calle de noche le gustaba menos. Aunque sean solo un par de cuadras.

-Oh- exclamó por lo bajo al toparse con dos caras conocidas, una a cada lado del mostrador. Pestañeó un momento, no pudiendo procesar correctamente la situación, sobre todo porque lo desconcertaba el repentino cambio de su vecino. Pero debía ser importante para que saliera de su habitual y monótona actitud, así que no le pegó demasiadas vueltas al asunto.

-Buenas- le dedicó media sonrisa de regreso, aunque no había forma de esconder su cansancio -Y seguro, ¿en qué ayudo?- agregó, mirando de reojo a Timothy y compañía.

Timothy vio la cara y reacción de su hermano y se dió vuelta para saludar a su vecino con un rápido ademán.

- No. Ta!, no hace falta! Son unas cuadras! - Se adelantó a lo que sospechó Tahiel iba a hacer y sus amigos rieron un poco(?

El mayor ignoró a su hermano y continuó su pedido de todos modos.
- Los acompañas a la casa de Diego?(? - Señaló a uno de los chicos. - Está cerca, a unas cinco cuadras. Ya es de noche y no me agrada que anden solos por ahí... Tuvieron que haber llegado antes pero parece que se retrasaron. Y yo no puedo, estoy en medio del trabajo y recién a las 10 termino. - Le explicó y miró de reojo a Timothy con un notable tono de queja explícitamente dirigido a él.
Tim por su parte estaba haciendo un puchero mientras se cruzaba de brazos y miraba hacia otro lado.

Intentó no reírse ante la situación y el pedido, y suspiró con cierto alivio de ver que no era demasiado grave o difícil de cumplir. Supuso que la única razón por la que Tahiel le pediría un favor en su sano juicio sería por el bien del menor, pero le provocaba una extraña alegría que le confiara algo tan importante como la seguridad de su hermano. Sonrió y asintió.

-Seguro- asintió y volteó hacia los chicos -Guíen el camino, yo los sigo.- tal cual advirtió, los siguió hacia la puerta del local. Giró para despedirse de Tahiel por sobre el hombro -Volveré para cenar- aclaró medio divertido y salió tras el grupo de niños, negando con la cabeza ante las quejas y comentarios que murmuraron.

Tim comenzó a quejarse apenas salieron del local. No era tan chico como para no poder salir de noche! Ni siquiera era lejos y estaba acompañado! Pero noooo su hermano tenía que ser un molesto sobreprotector -3-
Aunque pronto recordó presentar a Anthony con sus amigo y luego se entretuvo hablando con ellos hasta que llegaron.

- Ah! Tony! Si podes fijarte que mi hermano se lleve alguna pizza o empanadas de dónde trabaja que me olvidé de dejarle algo y preferiría que no coma carbón ni toque la cocina... - Le pidió antes de despedirse.

Tahiel preparaba la docena de empanadas que había pedido una pareja de clientes que ahora esperaba charlando entre ellos junto a la barra cuando volvió a abrirse la puerta y Anthony entró al local. Lo saludó con un ademán y terminó el pedido que entregó a la pareja, cobró el dinero y los despidió.

Hace apenas unos minutos le había llegado el mensaje de Tim diciendo que ya estaba en lo de su amigo. Anthony había cumplido con su petición sin objeción alguna y a la perfección(?. Eso quería decir que tenía que agradecerle? Debía hacerlo, verdad?... Aunque la idea no le agradara, tenía que hacerlo.

- Tim me avisó que ya llegaron. Gracias y perdón por la petición repentina. - Se obligó a agradecerle, aunque a regañadientes.

Se había quedado en una esquina del mostrador mientras Tahiel terminaba luego de haberle devuelto el saludo. Cuando volvió la atención sobre él, se acercó unos pasos. Negó con la cabeza. -No es problema. Los chicos a veces no miden bien los riesgos de lo que hacen, sobre todo en grupo- se rió un poco -Después, algún día, va a extrañar que lo mimen así-

Se hizo un silencio y aprovechó para inspeccionar la tabla de comidas detrás del otro. -¿Qué me recomiendas?- reprimió un bostezo en la cara interior de su codo -Aunque la verdad ya tengo más sueño que nada, necesito comer algo- admitió.

Tahiel suspiró y asintió estando de acuerdo con las palabras de Anthony. Era cierto que su hermanito era mas bien responsable para su edad, pero seguía siendo un niño.

- Unas porciones de pizza? De cebolla? Jamón y queso? Empanadas... Quedan de carne y humita.... Y de pollo. Pero te recomiendo cualquier cosa menos esas. -Susurró lo final mientras revisaba bien qué queda en la vitrina.

Se rió. -Aprecio esa honestidad de ese lado del mostrador- apoyó un codo mientras revisaba el interior de la vitrina con la vista -Supongo que voy a seguir tu consejo. Dos porciones de fugazza y estamos- le dijo mientras se ponía a buscar la billetera en los bolsillos de su saco, protestando internamente de tener que irse de regreso a casa después, con la panza llena, caminando.

- Dos fugazzas entonces. - Repitió mientras las preparaba sobre una bandeja de cartón y, cuando notó que el otro buscaba para pagarle lo meditó dos veces antes de suspirar con resignación.
- Dejá. Yo invito, como agradecimiento por lo de antes. - Le ofreció volviendo al mostrador y pasándole las pizzas.
- Qué haces por acá? Es la primera vez que entras acá, no? - Le preguntó para evitar el silencio o que se negara a su ofecimiento. Si le decía que no hacía falta que lo invitase era muy probable que lo dejara sin resistirse ni un ápice. Por otro lado, también quería saber si debía prepararse a que su vecino comience a viistarlo en el trabajo mas a menudo o no (?

Iba a negarse, pero prefirió darle la oportunidad a Tahiel de "saldar su deuda" respecto al favor. Al parecer, con temperamento, sería mejor que así fuera. -Gracias- le sonrió y dejó la billetera donde la había encontrado.

Recibió la pizzas y empezó a morder una porción casi de inmediato. Ahora que tenia comida en frente se dio cuenta de cuanta hambre tenía realmente. -No, no- dijo al tratar, negando con la cabeza. -Este lugar queda relativamente cerca de mi trabajo pero nunca había entrado. Normalmente me manejo en auto pero tuve que prestárselo a un colega que vive bastante mas lejos- alzó los hombros con resignación; no había tenido muchas chances de opinar en el asunto.