Chinese Zodiac

La presencia del emperador, contra todo pronóstico que hubiera hecho la pelirroja, había hecho el ambiente más bien ameno. Quienes estaban cerca suyo en la mesa y aquellos sirvientes que lo servían no parecían tensos ni intimidados por su presencia, aunque no hubiera quien se atreviera a comportarse de forma remotamente irrespetuosa. Había un pacto silencioso, de correcta obediencia, pero sin temor. Era una escena muy distinta a aquella en la mansión de la familia de Shun, donde ningún miembro de la servidumbre se hubiera atrevido a mirar al rubio a los ojos siquiera.

Soo-Mi reflexionaba sobre aquello, mascando con delicadeza la comida, mientras paseaba la mirada en cada rincón y cada integrante de la reunión. Tenía una sonrisa casi afelinada, culpa del sake que había estado bebiendo discretamente sin parar; hacía ya unos buenos minutos que había conseguido bloquear el murmullo y las risas. Se detuvo unos minutos en Nii-nii (a quien también necesitamos re-bautizar), cuyas mejillas sonrosadas y sonrisa discreta pero honesta delataban que había desarrollado un sincero interés en el emperador. No era más que una niña y seguramente estaba imaginando escenarios en estadios más avanzados de la relación con su marido. La joven, ahora candidata a consorte, le producía ternura aunque algo de lástima. Lo primero, lo había comentado en más de una ocasión con su hermano mayor; lo restante sabía que nunca se lo perdonaría. Era una pena que el matrimonio que la jovencita parecía esperar con ansias nunca fuera a concretarse. Sus ojos dorados se mudaron lentamente al rubio; ciertamente el más peligroso del salón estaba sentado junto a ella en la mesa, una expresión serena y afable en el rostro. "El maldito zorro está en su salsa", pensó, con cierta amargura, mientras bajaba la vista a su porción de pescado.

Al cabo de un momento, una risa cercana la sacó de sus pensamientos y alzó la mirada hacia enfrente suyo, donde el general de cabello color zanahoria intentaba no ahogarse en sus propias carcajadas. Soo-Mi arqueó una ceja, la sonrisa pícara de nuevo en sus labios, mientras espiaba la escena frente suyo con curiosidad y divertimento.

La cena pasaba sin problemas, aún con los codazos y comentarios indiscretos que la persona sentada inmediata a su costado le tiraba. No había espécimen femenino que se hubiera salvado, noble o srviente, niña o anciana(?) Y por más que, como de costumbre, Qiang Long ignoraba al pelirrojo mientras comía y prestaba atención a su hermano, le fue dificil ignorar unos cuantos. Sore todo uno muy rebuscado respecto a la forma de su comida, y otros tantos sobre jóvens sirvientas, consortes, y un par de damas nobles(?

Pero aún así no permitió que aquellos comentarios le afectasen y continuó plácido su comida sin levantar la vista para ojear a las muchachas que habían sido mencionadas aunque de vez en cando sintió el impulso y un par de veces no pudo evitar un rápido vistazo hacia la que estaba directo frente a él cuando levantába la vista hacia su hermano.

Todo iba bien hasta que las risas comenzaron a su costado.

- Pffff Long, Long, Long. Si no podés ni comerte un sushi cómo vas a hacer cuando necesites hijos. kekekeke jajajajajaja - Shujinko comenzó a destornillarse de risa impulsado por el alcohol de su copa. Copa que varias de las sirvientas se encargaron de mantener siempre llena aprovechando cada vez que se acercaban para intercambiar guiños y coqueteos.

Long algo confundido por el comentario miró hacia su plato y notó la pieza víctima del comentario que insinuaba se parecía a ciertas partes de las mujeres(?) que aparentemente había dejado de lado de manera inconsciente.

Vencido por la situación incómoda y el enojo (y un poco por el alcohol aunque ciertamente había consumido mucho menos que el pelirrojo) levantó la mirada para fulminar al hombre a su lado con odio, clavó los palillos en la pieza de sushi y se la comió sin pensarlo dos veces.

De nuevo, las risas estallaron. Pero esta vez provenientes no solo de Shujinko si no también de la persona sentada al otro de sus costados. Ahora también su hermano.... Qiang Long ahora avergonzado y con ira creciente se limitó a estirarse para poner mas comida en su plato y seguir comiendo sin prestar atención a la conversación que ahora mantenía Zhao Ya con Shujinko ni al leve calor que invadía su rostro y la punta de sus orejas.

- General Shujinko(?) Por favor comportese. Sé es una ocación para festejar y por más que sea muy entretenido e irresistible, molestar al agasajado en el banquete en su honor no es correcto. - Por más que parecía decirlo en su favor, las previas carcajadas del emperador y su aún presente sonrisa restaban credibilidad a sus palabras.

La cortesana había pasado por una mezcla de sentimientos peculiar ante la escena que se desarrollaba frente a ella, pero por sobre todo, le empezó a doler el estómago por contener la risa. Le había costado mucho, de hecho dudaba respecto a cómo había conseguido no desternillarse a carcajadas allí mismo, pero lo había logrado, aunque fuera a penas. El ambiente había mutado a una especie de reunión familiar bizarra, o el tipo de espectáculo que vería normalmente en un bar, y no pudo evitar sentirse a gusto.

Escondió su sonrisa detrás de una manga de su kimono, volteando a penas para espiar a Shun de reojo. Una risilla murió en su garganta ante la expresión de absoluto horror que tenía el rubio; o mejor dicho sus ojos. Podía ver desfilar una sarta de insultos e infamias aún más intensa que la habitual. Junto a él, un poco acongojada por una situación que no comprendía, su hermana estaba ruborizada y con una expresión que delataba su confusión. Ambas intercambiaron miradas, Meiling preguntándole en silencio al respecto. Soo-Mi le guiñó un ojo en un gesto tranquilizador, y se llevó un dedo a los labios invitándola a no decir nada. La jovencita asintió, a sabiendas de que seguro tendría oportunidad de preguntar al respecto después.

De momento, sorbió nuevamente su cuenco con sake, estudiando a los dos hombres frente a ella. Quizás alguno le fuera a servir después en pos de obtener la información que tan desesperadamente necesitaba.

La cena acabó no mucho antes del amanecer algunas pocas horas luego de que al fin hubieran servido el postre.
Después de la intervención de su hermano, Shujinko no había vuelto a molestarlo tan abiertamente pero ambos continuaron tirándole alguno comentarios esporádicos de vez en cuando para incomodarlo. Si no fuera porque Qiang Long ya estaba acostumbrado y tenía práctica de sobra en ingnorarlos y simular que no le molestaban y si no fuera porque estaban en medio de un banquete con nobles y gente importante frente a la cuál debían mantener cierta imágen, ya se hubiera levantado (y huído) e ido a sus aposentos hace mucho.

Contuvo un... varios bostezos  mientras se despedían de los invitados y cuando al fin fue libre de retirarse se acercó a su hermano para un saludo rápido e irse para disfrutar de un buén merecido descanso.
Después de todo recién ésa misma tarde había regresado de una marcha exhaustiva y de varias y largs noches de dormir a la interperie. No iba a negarlo, las condiciones de las marchas y misiones militares eran arduas y aunque no le costaba mucho resistirlas, no se comparaban en nada con un baño caliente y una cama cómoda y calentita.

Pero como era de esperarse, no iba a ser tan fácil.

- Eeentooonces, ¿La pelirroja? - Ya cuando estaba junto a su hermano, Shujinko se acercó, rodeó su hombro con uno de sus brazos y comentó con una sonrisa landina. Zhao Ye no dejó pasar el comentario  y se limitó a observarlos soltando solo un - ¿Oh? - Curioso sugiriendo al pelirrojo que se explicara.

- Vi a nuestro Long-Long ojearla varias veces. La consorte del Ministro de Comercio. - Se explicó Shujinko y el emperador sonrió cómplice.
- Ah, la que me dijiste deje sentar cerca que sería divertido. Si, con razón un par de veces parecía no estar mirándome cuando le hablaba en la mesa, miraba otra cosa. -

Qiang Long respiró hondo mientras su amigo y su hermano hablaban de él como si no estuviera presente. Se tragó un par de comentarios mientras exhalaba y se quitaba al pelirrojo de encima y con un seco - Buenas noches. - Se fue sin esperar respuesta y los dejó mientras oía cómo seguían hablando de él.

- Awwww Creo que ofendimos a Long-Long. Pero en serio, la pelirroja, eh? Mi hermano siempre tiene gustos caros... Supongo que podemos llegar a un acuerdo con /nombre del rubio/... Sujinko! Como emperador te encargo la importante misión de averiguar todo lo que puedas sobre ésta... - Zhao Ye comenzó a usar su poder a modo de broma cuando fue interrumpido por el otro que comenzó su reporte.
- Soo-Mi /inserte aquí datos accesibles? de donde viene? antecedentes? medidas? xD/ -

Qiang Long se contuvo de dar un portazo al retirarse, continuó su camino a paso pesado hacia sus aposentos y cuando al fin llegó se limitó a tirar sus ropajes al suelo antes de meterse a la cama para un largo y merecido descanso.
Protestó en silencio del comportamiento de Shujinko y Zhao Ye hasta caer dormido.
No entendía por qué siempre lo molestaban con el mismo tema: Mujeres. No solo era un tema incómodo, sino que tampoco le encontraba importancia ni utilidad. si, ciertamente era una necesidad para tener descendientes, pero él no planeaba tener ninguno. No solo una mujer lo distraería de sus obligaciones para con su hermano, el emperador, sino que también un hijo podría traer problemas internos políticos(?)
Pero por algún motivo aquellos dos insistían con el tema y cada vez que se cansaba y le explicaba a Zhao Ye que no necesitaba una mujer, él se enojaba y comenzaba con su monólogo cursi sobre que necesitaba conseguir una pareja e hijos y una familia feliz y bla bla bla.

(Esa noche, Qiang Long tuvo pesadillas sobre niños insoportables, patricidios(?) y mujeres carnívoras que lo perseguían con sus partes íntimas expuestas (?) )

La pelirroja agradeció silenciosamente que los futones estuvieran ya acomodados en el centro de la habitación al momento en que regresaron a ella porque no estaba segura de que hubiera podido estirarlos en paz. Shun a penas y contuvo su primer insulto a penas deslizó la corredera de madera oscura. Ella la cerró detrás suyo con prisa discreta y comenzó a desvestirlo como un gesto para calmarlo y, sobre todo, invitarlo a que su fuera a dormir antes de que perdiera los estribos. De por sí, el Ministro tenía severos problemas de ira y éstos no hacían más que aumentar cuando había alcohol de por medio. Una cosa, sólo una cosa, podía ser peor que tenerlo ebrio y de mal humor: que la causa de todo aquello, del viaje, del complot, de su eterna insatisfacción, fuera perder a su hermana a manos del emperador. Se rió por lo bajo mientras desataba el cinturón obi; en realidad, no importaba de quién fueran las manos.

Para cuando terminó de ceñirle su ropa de dormir, el murmullo enojado había escalado en volumen y Soo-Mi volvió a escucharlo para ver si había forma de diverger el tema de la conversación antes de que los adornos de la habitación sufrieran las consecuencias al ser estrellados contra el suelo y los muros.

-Ese comportamiento tan, tan... ¡Desvergonzado!- No le costó imaginar de qué hablaba, considerando que había sido el tema más común en sus quejas -¡Por los dioses! Tanta estupidez e indecencia en sus actitudes-

Guardó silencio abruptamente y le clavó la mirada, una mezcla entre curiosidad y exasperación. -¿Cómo es que a ti te divertía?- Al parecer, ahora estaba escandalizado con su actitud. Media sonrisa se le dibujó en los labios. "¿Cómo es que a ti no te divirtió en absoluto?" hubiera querido preguntar, si no supiera la respuesta a esa pregunta. Él simplemente no podía divertirse.

-Porque soy la reina de las actitudes "desvergonzadas", "estúpidas" e "indecentes"- eligió sus propios adjetivos en un pobre intento por aliviar el ambiente. Cuando vio sus hombros relajarse levemente y una sonrisa torcida en su rostro, supo que lo había logrado.

-Por supuesto- Tras un breve silencio, Shun suspiró y se dejó hundir por el cansancio y la borrachera, a duras penas llegando a cubrirse con las pesadas colchas antes de desvanecerse completamente.

Se rió por lo bajo nuevamente, en pos de no despertarlo. -Tú siempre tan rápido para todo- El rubio probablemente se hubiera reído también, creyendo que se refería a su inteligencia, cuando ella subliminalmente atacaba su hombría. Decidió que la guardaría para otra ocasión, comenzando la ardua tarea de quitarse los adornos del cabello, el maquilla y el pesado vestido, a sabiendas de que no tendría muchas horas para dormir antes de que el espectáculo comenzara de nuevo.

Al día siguiente se levantó pasado el mediodía, levantó lo que la noche anterior había dejado en el suelo (Aunque solo pasó de estar tirado allí a estar tirado sobre una silla) y luego de vestirse de forma simple con un pantalón y una camisa de algodón se dirigió famélico a la cocina dispuesto a picar cualquier comida que hubiera disponible, cosa que siempre aterraba a los sirvientes.

Ya de por sí, su atuendo no reflejaba su estatus como príncipe, hermano del emperador, y la acción de entrar a la cocina a destapar ollas y picar lo que hubiera no era algo que ayudara. Pero tenía demasiada hambre como para esperar le prepararan el almuerzo correspondiente.

Qiang Long era fiel a su hermano, cumplía al pie de la letra todas sus órdenes y deseos y su bienestar era su mayor prioridad. Pero en ciertas cosas le era imposible hacerle caso por mas que ya lo hubiera reprendido mil veces sobre que debía vestirse acorde o amenazado otras tantas con prohibirle la entrada a la cocina.

Dejó otra tanda de sirvientes confundidos cuando al fin salió de la cocina. Habían parado sus actividades cuándo había entrado dispuestos a preparale la comida pero ante el accionar del príncipe no supieron que hacer y aunque unos pocos pusieron un leve esfuerzo en detenerlo, no sirvió de nada. Con su salida y el fin del espectáculo (? Los que ya antes habían sufrido aquella situación fueron los primeros en reaccionar impulsando al resto a reanudar los labores.

Después de un diverso y llenador almuerzo Long inició su habitual rutina. Se dirigió al patio interno del castillo que siempre utilizaba, el mas cercano a sus aposentos, y comenzó a hacer algunos ejercicios de calentamiento antes de empezar su acostumbrado entrenamiento.

Despertó con el persistente canto de los pájaros, la luz colándose por las rendijas y entre las cortinas. Debía ser bien entrada la mañana, pues el reflejo era suficiente para iluminar toda la habitación. Soo-Mi se incorporó despacio, desenterrando el rostro de la almohada y deshaciendo la maraña en que se había convertido su pelo. Buscó con la mirada a su habitual acompañante pero encontró el futon vacío y todo arrugado en el suelo. Parecía que se había ido con prisa...

Unos golpes más bien tímidos en la puerta la sacaron de sus pensamientos, bostezando antes de responder. -Soy yo- respondió Meiling y no tardó más que un segundo en invitarla a pasar. La chica deslizó la puerta despacio y la cerró detrás de sí con la misma delicadeza. -Buenos dí...as- la joven castaña bajó la vista, ruborizada, mientras terminaba la oración.

La cortesana bajó la vista hacia su propio cuerpo y descubrió que el kimono estaba bastante desacomodado, gracias a su tendencia a dormir de forma inquieta; se sonrió mientras lo acomodaba con destreza. -Buenos días, Meiling- respondió como si nada.

-Lamento molestarte. Sucede que mi hermano está bajo el cuidado del médico del palacio ahora mismo. Se levantó con náuseas y un terrible dolor de cabeza- La pelirroja asintió, entendiendo ahora porqué estaba sola en la habitación, y comenzó a desenredarse el pelo con las manos. Meiling tomó el cepillo de una mesa cercana y se lo tendió. Cuando estaba por tomarlo, cerró los dedos alrededor de él, impidiéndoselo. -Me permitirías...-

Soo-Mi, que entendió de inmediato, le sonrió. -Será un honor- se arrodilló y cerró los ojos mientras la otra caminaba a su alrededor para ubicarse detrás suyo. -Has desayunado ya, Mei?- A pesar de que semejante trato sería considerado irrespetuoso, ambas chicas eran algo cercano a amigas cuando estaban solas. Ambas sabían que tenían que mantenerlo en secreto porque ni siquiera Shun aprobaría semejante cosa.

-Sí; a pesar de cuán tarde terminó ayer la cena, el emperador Zhao despertó temprano. Nos cruzamos de casualidad mientras llevaba al médico a la habitación donde tendieron a Shun- Soo-Mi no necesitaba verla para saber que detrás de su tono algo risueño, debía tener las mejillas sonrosadas y una sonrisa que luchaba por esconder.

-Oh? Y desayunaron juntos? Solos?- Meiling casi pierde el peine en el intento y lo atrapó poco antes de que tocara el suelo; la cortesana rio ante la muestra de atracción tan inocente que era semejante reacción nerviosa -Tranquila; no estaba implicando nada con eso, Mei. Sé que seguro estuvieron acompañados por al menos diez sirvientes- la escuchó suspirar mientras volvía a su tarea de peinarla.

Una vez que hubo terminado, la asistió en la tarea de vestirse y la observó maquillarse un poco, además de pedirle un par de consejos sobre el tema. Ambas dejaron la habitación atrás y se les unió la dama de compañía de Meiling mientras se dirigían al salón; allí la joven se quedaría a la espera de su prometido para el almuerzo tardío mientras Soo-Mi se adentraba en búsqueda del Ministro a quien la resaca había derrotado.

Estaba terminando los primeros ejercicios de su entrenamiento cuando su hermano por uno de los pasillos que daban al patio.
De inmediato, Long se detuvo y se dispuso a saludarlo como correspondía. - Su majes.... - Pero tragó su saludo ante la expresión de advertencia que le lanzó su hermano. Cuántas veces le había repetido el emperador que no lo llamara así si no era necesario? - Zhao. - Cuando el nombre salió de la boca de su hermano menor, la expresión sombría que portaba Zhao Ye se transformó en su típica expresión relajada, aunque mas sonriente que de costumbre.

- Long, vengo a buscarte para que vayamos a almorzar. Me imagino dormiste bien, me informaron que te levantaste hace no mucho? - El emperador comenzó una plática casual mientras esperaba que Qiang Long se acercara y lo siguiera pero éste luego de acercarse un poco se detuvo antes de responderle con algo de pesar.

- Lo siento pero preferiría no asistir, no tengo hambre... - Se negó a volver a asistir a una comida formal. Aunque no sea al mismo nivel que la cena de la noche anterior, iban a estar la prometida de su hermano y el ministro del reino aquél. No tenía ganas de sufrir de nuevo los modales y la etiqueta.

- Hmmm? No tenes hambre? No será que ya comiste? Escuché unos rumores extraños sobre la cocina, tal vez deba indagar un poco mas? - Lo amenazó Zhao Ye de forma sutil y Qiang Long suspiró.

- Ahora que lo pienso si comienzo a tener algo de hambre.... - El emperador sonrió y comenzó su marcha seguido por derrotado príncipe (?)

Antes de ir al comedor el emperador guió a Qiang Long a su cuarto e ignoró la intriga y protestas de éste mientras le tiraba un trapo húmedo y una palangana con agua para que se asee un poco mientras revolvía sus ropas hasta encontrar un atuendo digno de un príncipe.

Ya los caprichos del emperador cumplidos y con Qiang Long aseado a medias y vestido como correspondía con ropas finas y coloridas(? que no combinaban con su expresión sufrida(?) ahora sí ambos se dirigieron al comedor.

-Shun, con el debido respeto, esto es una estupidez- Les había tomado casi quince minutos recorrer unos escasos metros por el corredor. Soo-Mi tenía uno de sus brazos alrededor de sus hombros, sosteniendo su peso cuan muleta, mientras el otro se apoyaba contra la pared. El rubio le dedicó una mirada que hubiera sido muy amenazante, si las ojeras no lo hicieran parecer un panda.

Un panda escuálido haciendo un puchero.

La pelirroja no volvió a decir más nada y se limitó en ayudarlo lo mejor posible, intentando que conservara su dignidad intacta... Algo más bien difícil de cumplir cuando la mitad de la servidumbre ya lo había visto vomitando y retorciéndose como un niño molesto. Suspiró. ¿Por qué persistía en asistir al almuerzo en semejante estado?

-Tengo...que...ir...- el Ministro a penas y podía hablar de forma fluida, respirando de forma agitada. Estaba sudando en demasía también. -Meiling no... sola-

-No estará sola- interrumpió en una muy necesaria pausa -Tiene a su dama de compañía con ella...- La cara de Shun le dejó en claro que no era un argumento válido -Incluso si algo fuera a ocurrir, lo cual sería casi imposible en una reunión tan exclusiva, así como estás no serías de mucha ayuda-

El rubio la miró un momento, la vista algo desenfocada, pensativo. Soo-Mi arqueó una ceja. ¿Había funcionado? El que acabara en el suelo, despatarrado, tras haber perdido el sentido un momento, fue bastante respuesta de que Shun ya no estaba en condiciones de decidir nada. Algunos sirvientes, alertados por el ruido sordo de su caída, corrieron a socorrerlo mientras ella luchaba por ponerlo en una posición más cómoda. Con una mano temblorosa y un nuevo pero pobre intento de sonar autoritario, el Ministro la señaló. La acompañante abrió los ojos sorprendida y, al cabo de un momento, volvió a suspirar. Quería que lo reemplazara en el almuerzo.

Y eso sólo podía salir todavía peor.

Nunca admitiría que estaba nerviosa; jamás. Pero todo el plan -¡demonios!--, todo el bienestar de una ciudad podría depender de esto. Era irresponsable, irrespetuoso y simplemente estúpido entregarle semejante tarea a alguien como ella. Pero esperaba tener la suficiente habilidad para zafarse de la situación. Quizás, el emperador fuera sabio y, en cuanto explicara que el ministro estaba ligeramente indispuesto como para asistir, la dejara retirarse y "atender su salud". Con suerte.

Le rezó a todos los dioses y golpeó la puerta del comedor, cruzando mentalmente los dedos y deseando, por una vez, que la fortuna le sonriese de verdad.

Quiang Long siguió a su hermano hacia el comedor haciendo su mejor esfuerzo para que su humor e incomodidad no se viera reflejado en su expresión. Aunque ciertamente no había ningún cambio ya que su expresión habitual no era una muy alegre, sino una seria casi malhumorada. Sup. Cara de ojete.

Llegaron a la sala y se vio obligado a ofrecer un saludo rápido y cortés a Meiling antes de sentarse a la mesa, mientras el emperador saludaba y coqueteaba con su prometida (? Antes de también sentarse a la mesa.
Pero apenas lo hizo y los sirvientes se dispusieron a comenzar a servir los platos /nah, ni esperan a Shun. Saben que está hecho mierda(?)/unos suaves golpes llamaron a la puerta y con una seña del emperador uno de los sirvientes abrió la puerta para mostrar quien llamaba. La /perra/ consorte del Ministro de economía para avisar que éste se encontraba indispuesto y no podría asistir a la comida.

El emperador estaba a punto de asentir ante el dato del que ya había sido informado cuando cierto rostro de cierto pelirrojo pasó por su cabeza. Dió un vistazo rápido hacía su hermano y notando que también miraba hacia la pelirroja con su ceño unos pocos grados mas fruncido que de costumbre(?) la invitó a unirse .

- Es una lastima que el Ministro Shun no pueda unírsenos pero si le apetece, usted puede unírsenos. - Le sonrió indicando uno de los asientos cercanos a Meiling, frente a Quiang Long.

(El hemperador pudo sentir a Shujinko palmandole el hombro con una sonrisa cómplice aunque éste no estuviera presente(???) xD)

Le tembló levemente el labio superior ante la propuesta, señal delatadora de tensión. Su mente aceleró a toda velocidad, intentando revisar todas las posibilidades lo más a prisa que pudiera. Shun la mataría si elegía la opción incorrecta. ¿Y cuál sería esa? Cualquiera que arruinara el plan. Por muy conveniente que fuera para ambos, el rubio era el que tenía más para perder, por lo que cualquier cosa que representara un riesgo para la operación sería eliminado sin titubeos; eso ciertamente la incluía. Por no mencionar que ella perdería sus chances de cumplir con su cometido.

Si se negaba, podría verse sospechoso e, incluso, irrespetuoso. ¿Bajo qué excusa podría hacerlo? ¿Modestia? Quedaría falsa, exagerada. Generaría preguntas, dudas o interés. ¿Qué haría una persona normal, de aquellos pocos ricachones que tenían la oportunidad de codearse con la realeza? Aceptaría, sin duda. Una trabajadora de su campo, por sobre todo, lo haría gustosa. En pos de incorporar nuevos clientes. Sería extraño que se negara. Por no mencionar, ¿era una invitación de un emperador tal cosa? ¿No era más bien una falsa forma cortés para una orden? Esbozó una sonrisa agradecida.

-Me siento honrada por su invitación, Alteza- inclinó un poco la cabeza y abandonó la seguridad de la puerta, ingresando propiamente a la habitación. Los sirvientes la cerraron detrás suyo y avanzó hacia el puesto señalado, agradecida de que al menos Meiling pareciera feliz de tenerla allí. La chica había hecho un pequeño gesto de saludo a penas se había sentado y dirigido la mirada en su dirección. Le sonrió con sinceridad y le hizo un gesto rápido con los ojos hacia el emperador, una chispa traviesa en los ojos al verla sonrojarse.

La comida se reanudó sin problemas. Soo-Mi hizo uso de sus modales más elegantes y se concentró en nada más que la comida, sintiendo la mirada de aquel sentado frente a ella. Eventualmente miraba en su dirección, arqueando una ceja en abierta curiosidad ante su expresión más bien hostil.

La comida pasó en silencio excepto por los vanos intentos del emperador de iniciar una conversación. Primero con su prometida que por su timidez apenas llegaba a contestarle unas palabras.
Aunque al emperador le pareció adorable sobre todo cuando la comida amenazaba a escapársele de los cubiertos(?)(palillos?) prefirió dejar de atormentarla e intentar hablar con su hermano. Cosa que tampoco tuvo mucho éxito. "Si.", "No.", "Seguro." y su record mas largo "Yo me encargo." El pobre Zhao Ye no tuvo mas opción que dirigirse al comensal restante.

- Soo-Mi, verdad? Ésta tarde estaba pensando podríamos ir a un paseo por los jardines, si a Mei Ling le parece bien? - Observó hacia la mencionada y varios asentimientos repetidos y consecutivos le dieron la respuesta. - ¿Podría extenderle la invitación al ministro Shun si para ese entonces se encuentra mejor? - Le pidió y luego volvió a referirse a su hermano.

- Vos venís también, no? Long? - y recibió la respuesta que esperaba.

- Preferiría quedarme y.... - Qiang Long comenzó a negarse pero no pudo terminar.
- Sisi, quedarte y entrenar. Aburrido. No. Venís. Mejor así no tenemos que salir rodeados de guardias. Gracias Long Long. Sos hermoso. <3 - Decidido eso el emperador volvió a dirigirse a la pelirroja.
- Siéntase libre de asistir si le apetece aunque el Ministro Shun aún no esté en condiciones. - Le extendió la invitación ésta vez no tanto por su hermano sino que también había notado Mei Ling parecía tener cierta relación amistosa con la consorte.

Por otro lado Quiang Long que había fallado miserablemente en mantener la vista en su plato, alejado de la pelirroja. Suspiró exasperado por sus planes de una tarde tranquila y solitaria arruinados.

Comió relajada, comentando algún tema cuando le pareció oportuno, pero las cosas ciertamente estaban yendo mejor de lo esperado. Tal y como había notado en la cena el día anterior, el emperador era más bien conversador pero el aire a su alrededor era tranquilo y afable, incluso amistoso. Si las circunstancias fueran otras y se hubiera conocido, por ejemplo en un bar o una fonda, probablemente se habrían pasado la noche charlando por sobre las copas de licor o cerveza. Por otra parte, le produjo alivio ver cierto interés por su parte en Meiling. Se esforzaba en sobreponer la timidez de la jovencita y parecían comunicarse bien a su propia manera. Si bien no tenia la inocencia que la joven burguesa demostraba con cada gesto, se esmeraba en ser delicado y correcto, lo más que alguien como él, con su edad y vivencias, podía ser.

Lo cual era una divertida comparación para hacer con aquel que se sentaba frente a ella. Había un parecido, a penas notorio, en los rasgos. Pero la relación terminaba ahí. El soldado a penas y había abierto la boca para mascullar algunos monosílabos; claramente sentado allí a disgusto y por mera obligación, especuló algo entretenida la cortesana. Parecía alguien relativamente simple pero le hacía preguntar qué clase de carácter se podría desenterrar de semejante rectitud y austeridad. La sacó de su estudio detenido la pregunta del emperador, al que le sonrió y asintió al oír su nombre.

-Se lo transmitiré- aseguró con diligencia, a sabiendas de que el rubio se moriría de ganas de asistir. Después de todo, la pareja teniendo un paseo por el jardín podía considerarse algo más bien íntimo. Pero era probable que se lo perdiera; Shun dormiría todo el día, basada en las previas borracheras en la que lo había visto participar.

Presenció la escena delante suyo con notorio divertimento, emitiendo un sonido nasal poco discreto ante el apodo y comportamiento del emperador, pero intentó camuflarlo lo mejor posible al tener nuevamente la atención de Zhao en ella. Asintió nuevamente, esta vez acompañado de un largo pestañeo y una sonrisa sincera. -Me encantaría; los jardines del palacio son hermosos-

Dicho aquello, terminó de vaciar el plato, lanzando alguna mirada casi burlona al otro lado de la mesa, curiosa aún más por cómo sería realmente el hermano del emperador. El "Long Long" resonó en sus memorias y bajó la vista, mordiendo su labio inferior, intentando no estallar a carcajadas delante de todo el mundo.

Por qué cada vez que podían, Shujinko y su hermano se aliaban para molestarlo?

Después del almuerzo había pasado el tiempo tranquilo, haciendo sus típicos ejercicios y entrenando. Hasta que cierto cabeza de zanahoria se hizo presente.
Por qué? Ciertamente porque siempre se enteraba de todo.

No solo interrumpió su entrenamiento con la excusa de ayudarlo, sino que lo único que hizo fue tirar comentario tras comentario sobre cierta pelirroja junta a varios de sus famosos e inútiles tips(?).

Después, luciendo varios moretones nuevos, Shujinko lo arrastró a los baños para que cuando salió, no encontrara mas prendas que ponerse que uno de esos estúpidos atuendos formales como el que le había dado su hermano ese mediodía.

Pero eso no fue todo, después cuando fue al lugar donde habían acordado reunirse para luego comenzar el paseo, allí estaba, el cabeza de zanahoria hablando alegremente con el Zhao Ye con la fiel Tao Liang sujeta de su brazo.

- Oh Long Long. Cuánto tiempo, cuando fue la ultima vez que pasaste a visitarme? - Cuando la anciana lo saludo varios de los guardias que habían allí se giraron a saludarlo. - YeYe(?) viene todos los días. - Agregó refiriéndose al emperador y luego continuó mencionando al anterior. - Hasta Fai Kong se toma el tiempo de aparecer de vez en cuando. - Tao Liang se soltó de Shujinko para acercarse a Qiang Long. - Cuándo creciste tanto? - Comenzó a agregarle la ropa y los mechones de pelo que Long no se había molestado ni en secar. Ignorando por completo la mirada cansada y casi homicida que este le mandaba al pelirrojo y al emperador.

-Quiero morir...- murmuró Shun mientras le cambiaba el paño frío en la frente por tercera vez en los últimos diez minutos, esperando que ello le calmase el dolor de cabeza otro tanto. -Todo esto tiene que ser una pesadilla-

El rubio había entrado en un estado de protagonista melodramático, estado que Soo-Mi odiaba de sobremanera. Suspiró, ya un poco hastiada, mientras fingía interés en acomodar las cobijas del futón de manera perfecta con un poco más de fuerza de la que debía aplicar sobre el pecho de alguien mareado y nauseabundo.

-Tienes que ir- Eso provocó que lo mirase, escondiendo rápidamente la sorpresa y la satisfacción que le producía aquello. Con tal de alejarse de su lado, cualquier excusa era buena. Incluso pasar tiempo comportándose como toda una señorita en compañía de la nobleza, actuación que la molestaba lo suficiente.

-Por supuesto- aseguró y asintió levemente la cabeza -No perderé a Meling de vista ni un momento- Pudo ver el alivio en su expresión y se felicitó mentalmente por poder lograr calmar al exigente rubio. Quizás se estaba volviendo más habilidosa para manejar, aunque fuera levemente, al Ministro.

Una de las sirvientas fue a golpear a la puerta al cabo de unos minutos de aquella conversación, anunciando que pronto estarían reunidos en la salida a los jardines. La pelirroja agradeció el gesto y aseguró que allí estaría. Acomodó las cosas para que estuvieran todas al alcance del convaleciente joven y se dirigió a la puerta. -Dulces sueños- le deseó en un hilo de voz, casi a modo de un conjuro, antes de cerrar la puerta detrás suyo. Suspiró aliviada; tendría un buen rato de paz, al fin.

De camino a la entrada se encontró con Meiling y su dama de compañía, que los seguiría luego con la vista desde la mismísima entrada una vez que la jovencita quedara en manos de Zhao. El rol de persona vigilante recaería en la mismísima Soo-Mi, quien seguramente caminaría detrás suyo unos respetuosos metros atrás. Ser casamentera seguro había sido una de sus viejas ocupaciones, pero nunca en el aspecto protocolar de la tarea. Sería divertido intentarlo.

En el escalón sobresaliente del lado de afuera, desde el cual se extendían los jardines rebozantes de vida, se detuvieron a esperar al emperador y su comitiva, charlando respecto a los tipos de flores y demás nimiedades.

Tao Liang se colgó del brazo de Qiang Long mientras caminaban hacia la salida a los jardines dónde Mei Ling y el ministro Shun deberían estar esperando. Delante de ellos caminaban el emperador y el general zanahoria cotilleando entretenidos sobre los últimos rumores del castillo.

Cuando se encontraron con Mei Ling y ... La peligro Soo Mi, Long agradeció la presencia de su madre. Pero la sensación de victoria(? No le duró mucho.

Zhao fue directo hacia su prometida y cedió solo unas palabras de pesar(?) por la ausencia del ministro y un rápido saludo hacia la consorte. Shujinko por su parte aprovechó a molestar un poco a Mei Ling antes de pasar su atención a la pelirroja. Long sólo se limitó a dar un corto saludo unánime y Tao Liang las miró esperando que alguien le presentara a las muchachas, cosa que Zhao se apresuró a hacer mientras Shujinko se ponía detrás de la muchedumbre(? Y le hacía señas a la anciana que sólo ella y Qiang Long podían ver.

Tao Liang sonrió comprensiva y dio los respectivos saludos, aprovechando para soltarse del brazo de Long, empujarlo hacia el costado de la pelirroja e ir a colgarse del brazo del General zanahoria excusándose con unas simples palabras.
- No desperdicies tu juventud en esta vieja(?)- seguida de un mormullo. - Ni que lo hicieras, nunca me visitas puto. Si. Debes ser puto. Quiero NIEEETOS! XD

El eco de voces las alcanzó una vez que el emperador y sus acompañantes estuvieron cerca; guardaron silencio y voltearon hacia los recién llegados. Soo-Mi tuvo que recordarse guardar la compostura, aunque por dentro sólo pudiera pensar en cómo los dioses se habían apiadado de ellos mandándole semejante resaca a Shun. Si había algo que el rubio no toleraba, casi bajo ninguna situación, era a los niños y los ancianos. No le hubiera importado mucho que la señora frente a él hubiera sido, alguna vez, emperatriz.

El emperador fue el primero en acercase, su atención puesta principalmente en Meiling, por supuesto. La pelirroja asintió y excusó nuevamente al Ministro, poniéndose a charlar casi de inmediato con aquel general que había estado en la cena la noche anterior. El recuerdo del episodio con el sushi le dibujó una sonrisa pícara en el rostro mientras intercambiaban un saludo y algunas palabras de cortesía con quien supuso, la escoltaría en el paseo.

El hermano del emperador se mantuvo igual de impersonal y reacio como esta mañana, por lo que dirigió un asentimiento con la cabeza a modo de saludo en su dirección. Finalmente fue el turno de la madre del emperador, quien a pesar de su avanzada edad parecía tener un espíritu más bien jovial.

Mientras había charla a su alrededor, la cortesana evaluó las posibilidades de que su acompañante fuera de ayuda para asegurarse que las cosas entre Meiling y el emperador avanzaran al menos un poco esta tarde. Pero no tuvo en cuenta el inesperado arreglo.

Se encontró frente a frente con el líder del ejército imperial, alzando la vista para cruzar miradas con él, mientras el emperador ofrecía su brazo a su prometida, seguidos de cerca por quien se había presentado como Shujinko y la antigua emperatriz. Por protocolo, eso significaba una cosa. Soo-Mi arqueó una ceja, entre divertida y expectante, evaluando a su acompañante.

Ignoró las señas que le hacía Tao señalando hacia sus mejillas. Era un hecho que, aunque lo intentara, Qiang Long no podía sonreír por compromiso así que simplemente intentó no fruncir tanto el ceño mientras observaba a la pelirroja y le ofrecía el brazo.
No tardó mucho en retomar su expresión seria y malhumorada. Sus pensamientos no lo ayudaban pero tampoco lograba acallarlos.
No. No le importaba cuan hermosa era la pelirroja, ni cuan bien le quedara el vestido, ni cuan perfecto estuviera su peinado, ni cuan bien oliera el perfume que tuviera y que de vez en cuando la brisa se lo hiciera notar.
Lo irritaba y odiaba sobremanera que interfiriera con su concentración, que se distrajera por un motivo tan estúpido y no pudiera evitarlo.

Por el contrario, ni Tao Liang ni Shujinko escondieron su sonrisa.
- Mira a mi muchacho, es un fracaso. - Oyó susurrar a la anciana en el oído del pelirrojo y ninguno de los dos se molestó en ocultar su risa burlona. - Podría hacerlo mejor si. - Fue la respuesta cómplice del general.
Frente a ellos, muy por el contrario, el emperador se estaba luciendo frente a su prometida, siendo todo un caballero y cubriéndola de elogios.

Y así comenzó el paseo por los jardines encabezado por Zhao Ye y Mei Ling, seguido por el comandante del ejercito y por un general, acompañados por una consorte y una anciana.

No recordaba haberse cruzado con alguien así en toda su vida, lo que no era poco decir. Su línea de trabajo la había forzado a interactuar con el rango más variado de personajes que hubiera podido imaginar, pero no podía pensar en nadie que hubiera sido parecido al hombre que tenía en frente. Se había mezclado con más que suficientes amargados, gruñones, apáticos y desinteresados. No podía leer más allá de la abierta expresión de incomodidad e insatisfacción del general; además de ser irritante, estaba probando ser ciertamente entretenido.

Soo-Mi no pudo ocultar la sorpresa ante el gesto, bajando la vista a su brazo con ambas cejas arqueadas. Un parte de ella esperaba más resistencia al respecto y, en realidad, gran parte ni siquiera creyó que se plegaría a participar de todo el asunto. Se mantuvo callada y aceptó la silenciosa propuesta, echando a caminar lentamente. Decidió darle algo de paz a su acompañante, aunque quienes los siguieran no, y se entretuvo con el emperador y Mei Ling. La relación entre ellos parecía darse naturalmente para bien. Suspiró, desviando la vista un momento. No debería regocijarse en ello, por mucho que le simpatizara la jovencita. Después de todo, su tarea sería más bien oponerse a su felicidad en un futuro no muy lejano.

Volvió la vista al comandante, espiándolo por el rabillo del ojo. ¿Qué pensaría él de todo esto? La idea de preguntarle respecto a /ese/ hombre se le cruzó por la mente un momento, pero la descartó. -Lamento mucho que esté atorado en este tipo de cosas cuando a penas volvió de una campaña- acabó por decir, queriendo cortar el silencio, pero mirando al frente. No estaba segura de cuán sensata había sido su decisión de abrir la boca pero no pensaba pasarse la tarde observando, sin decir palabra, cuando tenía a alguien literalmente al lado.

Qiang Long no estaba siendo muy profesional sobre la situación a menos que de repente pensar enteramente en insultos y maldiciones se hubiera vuelto en la forma profesional de hacer las cosas. No. Aunque se había propuesto hacer de cuenta que estaba allí por la seguridad de su hermano y que la mujer a su lado era solo un adorno, las risas a su espalda y los encantos (wtf Ryuu?) de su acompañante no lo dejaban mantener la cabeza fría y despejada, muy por el contrario no hacían mas que tirar leña a su cada vez mas creciente mal humor. (Alguna vez NO está malhumarado?)

Como si no la hubiera escuchado siguió con la visa al frente cuando Soo-Mi soltó las primeras palabras desde el comienzo del paseo. Aunque solo duró unos segundo antes de mirarla de reojo, volver la vista al frente y pocos segundos después suspirar molesto al fracasar en no pensar en cuán dulce y delicada sonaba su voz (what the fucking fuck Ryuu?)

- No hay problema. - Respondió al fin mostrando por un instante una mueca extraña que no se parecía en nada a las sonrisas amables que su hermano siempre mostraba antes de volver la vista al frente.

Llegó a captar su expresión por el rabillo del ojo y tuvo que forzarse a mantener la suya bajo control. Había sido casi escalofriante, en realidad. La sonrisas forzadas, que supuso él creía era una sonrisa cortés, no le sentaban para nada bien. En realidad, tenia el presentimiento de que si bien no lo hacía con frecuencia, una genuina lo haría incluso más atractivo de lo que era. De momento, mantuvo la vista al frente.

-Mentir no es lo suyo, buen señor- murmuró, a sabiendas que la escucharía, con un vestigio de sonrisa pícara en los labios. A pesar de todo, quería ver si podía sacarlo de su zona de confort, de ver quién era en realidad el segundo príncipe y comandante del ejército imperial.

- No, no lo es. - Admitió sin molestarse por el comentario. Después de todo mentir sólo lo haría menos confiable a ojos de su hermano y eso no estaba dentro de sus deseos. Además de que mentir y engañar era deshonroso. (?)

Pero Qiang Long sabía ya por experiencia que había una línea muy delgada entre mentira y cortesía, y que un par de mentiras leves eran necesarias de vez en cuando.

Delante de ellos el emperador de repente se detuvo y se alejó un poco de Mei Ling para recoger una de las tantas flores que los rodeaban y luego volver a acercarse para colocarla con sumo cuidado entre el pelo de su prometida, dejando suaves caricias a su paso. - Escuché por ahí que ésta flor es una de sus favoritas. - Le comentó con una tierna sonrisa mientras se deleitaba en el rostro rojo carmesí y nerviosismo de Mei Ling mientras le agradecía, luego retiró su mano que había dejado sobre la mejilla de la morocha? e indicó con un amago que reemprendían la marcha.

Qiang Long miró la escena sin inmutarse aunque por dentro no podía conciliar la paz(?) ¿¡Cómo podía su hermano hacer esas cosas tan fácilmente y en público!? [EUNUUUUCOOOOOO]
Por otro lado a sus espaldas se repetía una escena similar aunque mas ruidosa y molesta mientras Shujinko cortaba una rosa para Tao Liang y la anciana la aceptaba agradecida y sin muchos preámbulos.
- Oh, general ¿Cuántas veces piensa evitar que Fai Kong mande a cortar su cabeza? - Preguntó divertida la anciana mientras jugueteaba con la flor entre sus manos.
Shujinko se limitó a soltar una suave risa en respuesta sin aclararle que el que había estado varias veces al borde de ser decapitado por el emperador había sido su padre, no él.

No iba a negar que la falta de reacción la decepcionó un poco pero no pensaba rendirse todavía; después de todo parecía que tenía para largo rato el paseo. La atención del morocho pareció centrarse en la pareja que encabezaba el cortejo y optó por imitarlo. Observó atentamente la escena que transcurría delante de ellos en la procesión, ladeando un poco la cabeza con una sonrisa en los labios.

Aún cuando no estaba oficiando de una verdadera casamentera, si bien era el destino de las escasas compañeras de profesión que alcanzaban la edad madura, no hubiera tenido demasiado trabajo. Mei-Ling reunía todas las condiciones; las tenía de sobra. -Porte, Honor, Elegancia...- empezó a enumerar en voz baja, inconscientemente dando un ligero toque con sus dedos en el brazo del comandante, como si los estuviera alzando para contar -Honestidad...-

La mirada se desvió al soldado a su lado y una expresión pícara se apoderó de su rostro -Obediencia, Dignidad...- la idea le dio demasiada gracia y quiso ver cuánto podría tomarse una broma el inexpresivo hermano del emperador -No demasiado hablador y más bien propenso a la austeridad. Sería el placer de toda casamentera, Comandante- le guiñó un ojo en un falso gesto cómplice -Estoy segura de que conseguiría esposo en menos de una semana; cuánto honor traería a cualquier familia-

Evaluó su reacción, viendo si notaba la broma o si se lo tomaba literal; quería saber qué botones había para presionar y, en lo posible, (rippearlos) presionarlos todos. Era muy posible que fuera a meterse en problemas por esto pero no sería ella misma si no los tuviera.

Ignoró el roce de los dedos moviéndose contra su brazo y se negó a notar que eran suaves y delicados(?)
Escuchó el murmullo sin comprender ni quitar a vista del frente. ¿Y por qué de repente hablaba de casamenteras? Qiang Long sospechó que la pelirroja debía estar intentando hacerle un cumplido. Aunque a él no le interesara, cualquier casamentera estaría orgullosa de ayudarlo a encontrar una buena mu... ¿Esposo?

Las risas ahogadas a sus espaldas le confirmaron que no había escuchado mal. Sus hombros se tensaron y no supo qué hacer mientras llevaba su mano libre hacia la empuñadura de su espada para sujetarla con fuerza, confundido y molesto por la situación.
Pero ¿Qué mas podía esperar de una vulgar consorte?
- Lo siento si ha intentado hacer una broma, pero fue una falta de respeto. Le aconsejo si aprecia su lengua que la próxima vez mida mejor sus palabras. - Le advirtió al fin, sin dirigirle la mirada ni una sola vez.

A su espalda la risa amortiguada continuó un rato más hasta que se escuchó la voz preocupada de Tao Liang. - General ¿Se encuentra bien? - Era evidente que no había escuchado el comentario de la pelirroja como su acompañante. Shujinko se muere xD

Por otro lado, al frente el emperador no dió signos de haberse enterado de nada mientras caminaba en silencio con una muy sonrojada Mei Ling del brazo.

Casi se ahoga con su propia saliba ante su respuesta, riéndose por lo bajo, escondiendo part de su rostro bajo la manga del kimono del brazo que tenía libre. La reacción había sido mucho más de lo que hubiera esperado; por esta vez, estaba dispuesta a aceptar la derrota. Le tomó unos buenos minutos retomar la compostura, casi no pudiendo continuar caminando, hasta que finalmente empezó a respirar con normalidad de nuevo.

-Lo siento- dijo entre bocanadas de aire, mezcladas con algún resabio de risa. -Prometo que ya me detendré- agregó en un susurro, usando su brazo para mantenerse en pie y derecha. Suspiró, ganando su compostura.

-Mi sentido del humor es ciertamente inadecuado, sin duda. Pero ¿qué puede esperarse de una mujer de mi clase?- prosiguió en un tono conversador casi serio, pero sus facciones pícaras la delataban de inmediato -Por el contrario, sería esperable de alguien de tan noble provenir el saber ceder, aunque sea de forma casi cómplice, por el bien de entretener levemente a un invitado- le quitó importancia con un gesto de su mano -Aunque no es el caso, mi presencia es casi irrelevante. Estoy aquí con el mero fin de entretener al Ministro y, en su ausencia, de proteger a la señorita- Alzó los hombros, tomando un aire relajado.

Resultó ser todo un personaje, al punto de que estaba segura de que no la habían sorprendido con una respuesta así en años. Tenía el presentimiento de que quebrar el hielo con él iba a tomarle más que una broma y un escote pronunciado. Pero no perdía nada con intentar. Después de todo, hasta que no hubiera noticias de /ese hombre/ no tenía otra cosa que hacer.