El amor cuesta pantalones

[Retomando desde donde está, iniciando arco de celos de Kain]

Había procurado no molestarse, ni siquiera con la visita algo agria de sus padres al salón, pero en este caso en particular no podía evitarlo. Siguió el brazo que sostenía el plato con el brownie para toparse con (Inserte nombre del mejor amigo porque se me olvidó), ganándose instantáneamente una mirada recelosa de odio; Kain se movió un poco más cerca de su esposa por reflejo pero se abstuvo de pasarle el brazo en un gesto posesivo por miedo a represalias.

Uno creería que después de la boda se habría calmado pero no había alcanzado ni la paliza que todavía le hacía doler la nariz en los días de humedad.

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Por mucho que Arisa se resistiera, quería convertir esto en un hábito por lo que le durase esta materia. Su horario de salida coincidía con el par de horas que cerraba la tienda para almorzar, por lo que podía ir a buscarla a la salida y acompañarla a casa o a la materia que comenzara después. Era la tercera vez que lograba que aceptase la propuesta.

Esperaba, como otra veces, junto a la entrada bajo un balcón en la fachada, gaseosa en mano. Procuraba arreglarse un poco más de lo habitual (que no era poco) los días que sabía se verían por lo que llamaba la atención, aunque los de seguridad ya lo conocían así que no había problemas.

Bajaba las escaleras de la universidad cuando un peso se se agregó a mis hombros con la precisión y práctica justas para no hacerme perder el equilibrio.
- Matt, que querés? No te ibas a quedar a hacer un trabajo practico con unos amigos? - Le pregunté sabiendo quién era el que se apoyaba sobre mi sin la necesidad de darme vuelta.
- Si, pero a ultimo momento dicen que llegan tarde y no tengo nada que hacer hasta eso de las 2. ¿Te va ir a comer algo? - Se quejó y sugirió mientras bajábamos los últimos escalones. Él aún apoyándose sobre mis hombros con sus brazos rodeando mi cabeza pero me soltó cuando dejamos la escalera y la posición se le hizo incómoda.
- No se, ahora me encontraba con Kain. - Le avisé y le señalé a la cosa brillante(? Que me esperaba en el mismo lugar que veces anteriores.
- Ohhh tu novio. Perfecto! Amo ser el mal tercio, y lo digo en serio! - Se rió y se adelantó para saludar primero al mencionado.

Kain era un convencido de la falta de poder de las primeras impresiones. Después de todo, era estadísticamente imposible no arruinar la primera vez que se conocía a una persona. Su convicción no hizo más que aferrarse luego del episodio con Arisa. Si esa creencia popular de que las primeras impresiones eran acertadas, ciertamente no estaría pasando los mejores días de su vida ahora mismo. Nope, Kain no creía en las primeras impresiones. Pero al momento que se topó con la mirada del amigo de la infancia de su novia, sus creencias se rieron de él. A la mierda con sus convicciones.

No hubo forma de evitar que la expresión no se le volviera amarga por una fracción de segundo pero se recompuso. No iba a cometer el error de darle la maldita satisfacción de dejarlo arruinarle la tarde. Tampoco pudo empujarse al extremo de ser falso, porque le molestaba su presencia y no había forma de disuadir eso. Decidió tomar la tercera posición [chiste político, I regret nothing] y optó por una expresión que, si bien algo apática, no era hostil. Y un dejo de sonrisa de negocios ayudaba a distraer de la exasperación que le colmaba la mirada. -Buenas- saludó cuando estuvieron cerca, dejando la gaseosa vacía dentro del tacho que tenía no muy lejos suyo.

- Hola Viejo! Ari me dijo que van a comer y tengo que hacer tiempo una horas así que espero te moleste - Aprovechó a saludarlo cuando Arisa aún estaba un poco lejos y con el barullo de la gente no lo oiría aunque apenas terminó las palabras ella ya estaba a su espalda, pasó a su lado y se colgó del cuello de Kain. - Gracias por venirme a buscar~ - Lo saludó juguetona, dejándole un beso en la mejilla y se separó rápido, agachándose para sacarle el chaleco sin mangas que Kain llevaba. Le sacó la lengua mientras se lo ponía ya con el fedora de él sobre su cabeza.
Viendo la escena, Matt se rió aunque su expresión no se mostraba muy felíz que digamos.